Caballos, árboles, mujeres, rostros y varios cactus son los temas más presentes en la pintura de la fallecida pintora italiana Marisca Calza, polifacética creadora que residió en Santa Cruz durante décadas, desde su primera individual en el año 1978, en concreto en la desaparecida galería Gánigo.

También destacar que la artista genovesa fue la primera artista que mostró su arte sacro moderno en la catedral de La Laguna, en 2000, la colección "Et habitat in nobis" (Y habitó entre nosotros)". Fueron una veintena de cuadros, inspiradas en la figura de Jesús, un canto a la espiritualidad, a la luz y al color, propiedad del Obispado de Tenerife.

El Club de Leones Castillo de Tenerife, presidido por María de Grazia Almazán, ha organizado la exposición "Homenaje a Marisca Calza" con la obra donada por el hermano de la artista a la citada ONG con la intención de que el dinero recaudado con su venta se ayude a familias necesitadas de Tenerife.

Esta muestra, que se desarrolla en la Sala de la Mutua de Accidentes de Tenerife (MAC), reúne una treintena del medio centenar de piezas que posee el Club de Leones pertenecientes a varias series de la colección particular de Calza, algunas de ellas inacabadas, que han sido instaladas siguiendo un orden cronológico, desde los años 70 hasta 2012.

Una de las series se titula "Los árboles locos", de 1997, realizados con técnica mixta sobre cartón, trazos sueltos que evocan siluetas de árboles, algunos de cuyos troncos están coloreados con aguadas amarillo limón, naranjas y verdes.

Otra se centra en rostros de mujeres, fondo de acrílicos o tempera con pinceladas de óleo, uno de ellos de 1973, realizados con una paleta de colores muy alegre, reflejo de su vitalidad, repleto de azules, rojos, verdes, rosas, malvas, grises y blancos, entre otros que evocan sus diferentes estados de ánimo. Esta alegría también se traslada a otras cuatro pinturas, tres de ellas desnudos, otra en la que algunos ven su autorretrato, titulada "Sogno" (Soñar), y el único paisaje de la muestra, un colorista "Cielo de Canarias" de 1984.

También destacan media docena de pinturas, de caras y caballos, de 2012. Son dibujos realizado directamente sobre una pasta de cemento blanco con yeso y cola, cuyos líneas acentuó con rotuladores de color rojo y amarillo.

La obra de Marisca, así firmaba ella su trabajo, se inscribe en un expresionismo muy vital con gamas de color fauvista, o "fierista", como decía la propia artista.