El cantante mexicano Carlos Rivera demostró ayer, ante un abarrotado Auditorio de Tenerife, que su éxito no es fruto de la casualidad, sino que cuenta con los mimbres necesarios para convertirse en un referente mundial de la música latina. Los temas de su álbum "Yo creo" sirvieron para que un público entregado viviera una noche inigualable, destacando el momento en el que subió al escenario el tinerfeño Jadel.