Mundos cósmicos, geológicos y vegetales describen la producción plástica de la artista tinerfeña Arminda del Castillo, que presenta en la ermita San Miguel de La Laguna "Yo tengo un sueño. I have a dream", hasta el próximo 15 de julio.

Esta creadora, que practica una figuración imaginada, ha reunido en Aguere una selección de sus pinturas integrada por veintiocho piezas de formato mediano, pertenecientes a diferentes series realizadas durante los últimos doce años.

Durante este periodo, en la que la autora se ha introducido en una línea que algunos tildan de neosurrealismo, ha practicado diversas técnicas y materiales, entre las que destacan la denominada "geopintura", una especie de idealización personal de lo geológico, como rocas o estalactitas, o las formas volcánicas de los paisajes de Tenerife realizadas con terracota policromada.

También destacan una serie de obras realizadas en látex sobre tabla y cartón, además de sobre materiales como la anea platanera, soportes en los que ha plasmado ese imaginado mundo cósmico, geológico y vegetal, como extrañas flores y semillas, que deambulan por su mente, en la que en esta ocasión no está presente la figura humana.

La obra de Arminda del Castillo no es abstracta, tampoco informalista, sino que incluye referencias a una realidad figurada vista a través del prisma de su imaginación, pero con un claro toque neosurrelista.

La paleta de esta artista, que realizó su primera colectiva en el año 1966 en el Ateneo de La Laguna, está dominada por una gama caliente, ocres, rojos, amarillos, sienas y el negro como contraste. Curiosamente, nunca utiliza el azul en sus composiciones. Su obra ha sido admirada en Canarias, además de en Macedonia, Alemania o Suiza.