"Amor, amor, amor, nació de ti, nació de mí, de la esperanza....". Un concierto para recordar siempre. Julio Iglesias demostró en La Palma esa capacidad que tan solo tienen un grupo escaso de elegidos, los mejores artistas del mundo, para "enganchar" con su música, con su estilo, incluso a aquellos espectadores que acudieron a su recital sin ser sus fans, que van a ver qué ocurre. Y lo que ocurrió fue genial.

Julio Iglesias hizo un recorrido por las mejores canciones de su larga carrera como artista: "Échame a mí la culpa", "Me olvidé de vivir", "Carusso", "Manuela", "De niña a mujer" .... Mantiene una voz firme, sin titubeos. Y sus movimientos son claramente identificativos. Pasan los años, pero sigue siendo una referencia... y sí, lo sabe.

Más de 3.000 personas disfrutaron dentro del recinto habilitado en los aparcamientos del puerto su arte, fuera, en los aledaños, otros centenares buscaban cualquier espacio para observar desde lejos el escenario, mientras escuchaban el concierto. El cantante madrileño se mostró además divertido durante su actuación e incluso tuvo tiempo para conectar directamente con el espectador, recordando que hace ya 43 años estuvo actuando en La Palma, "yo era joven", y mostró su agradecimiento por volver a ser invitado a la Isla. "Pensé que no me iban a invitar más; que te inviten de nuevo es lo mejor que le puede pasar a un artista", afirmó.

Julio Iglesias no va solo. Sabe rodearse, al menos en La Palma lo hizo. Se apoyó sobre el escenario con un grupo de buenos músicos, alguno de ellos incluso exquisito, y en determinados momentos ofreció protagonismo a su coro femenino de buenas voces. Lo mejor es que repite en Canarias. Ahora en Tenerife, de la mano de Arte Valle.