El pianista y docente tinerfeño Guillermo González, (Tejina, 1945), Premio Nacional de Música, terminó ayer las clases magistrales que impartió en Garachico en el VIII Curso de Interpretación Pianística a dieciséis alumnos, dentro del ciclo Los Caprichos Musicales de la Isla Baja.

Este reconocido maestro, virtuoso intérprete e investigador, que reside en Madrid, donde fue catedrático del Conservatorio Superior de la capital del Estado, mantiene vivo su vínculo con su principal pasión, tocar el piano y compartir sus veteranos conocimientos con sus alumnos, a pesar de haberse jubilado hace años.

"Sigo con una carrera menos intensa , puesto que la crisis ha afectado no solamente aquí, sino también en el extranjero, que es donde más conciertos tengo, en China o Estados Unidos, pero sigo con la vida activa. Doy clases magistrales a veces en Madrid, Alicante, aquí, en Garachico. Próximamente iré a actuar a Buenos Aires, México, Moscú y Granada con un repertorio con obras de Scarlatti, Falla, Manuel Castillo y Albéniz, que es mi especialidad".

Este maestro de solistas, alumnos con los que comparte esos "trucos" que ha descubierto durante todos estos años en los que ha compaginado la enseñanza, el estudio y la interpretación, fue el primer pianista español que interpretó la suite "Iberia" de Albéniz en China, además de haber sido el representante del mundo hispano en el concierto inaugural de los Juegos Olímpicos de Pekín en 2008. También participó en un proyecto para la difusión de la música española en China, país en el que es miembro del jurado de un Premio Internacional de Piano, además de ofrecer conciertos e impartir clases magistrales.

Este especialista en música española ha tejido su repertorio con composiciones de Albéniz, Falla o Halffter, además de Teobaldo Power o García Abril, entre otros muchos maestros que lo apasionan y que considera que hay que promocionar más.

"Me gusta interpretar la música buena (ríe), pero voy un poco contracorriente. Me gusta mucho Scarlatti, Schumann... No toco Chopin, pero no porque no me guste, sino porque me siento más a gusto con Beethoven, por ejemplo. Digamos que no soy el típico pianista que toca la música, en principio, brillante, muy atractiva para el público, sino que soy un pianista que se dedica más a hacer la música que le gusta, independientemente del público, teniéndolo en cuenta, pero ofreciendo cosas que pueden no ser tan atractivas".

González ha realizado una veintena de grabaciones discográficas dedicadas a la obra de autores como Scriabin, Halffter, Falla o del tinerfeño Teobaldo Power, trabajo con el que obtuvo el Premio Nacional del Disco en 1981. Pero su trabajo más valorado ha sido su grabación de la suite "Iberia", de Albéniz, además de hacer la primera edición facsímil de los textos manuscritos del citado compositor.

"Hay gente que me dice que Iberia marcó un antes y un después en mi carrera, porque muy poca gente la hacía. Yo hice una edición que me costó seis años de trabajo, porque no se había editado seriamente. La grabé tres veces y hace no tanto la hice en Dvd. Digamos que fallecida, desgraciadamente, Alicia de Larrocha, yo soy una referencia de mi generación".

Este ilustre músico tinerfeño, que reside en Madrid, aunque también tiene sus "refugios" en Motril y en su Tejina natal, ha tocado con numerosas orquestas de todo el mundo, aunque con la que más a gusto se ha sentido ha sido con la Sinfónica de Tenerife.

"Las orquestas tienen problemas graves en los últimos años por una cuestión crematística. No hay tiempo para ensayar ni dinero para pagar, entonces los ensayos con los solistas son mínimos. En algunos conciertos del Festival de Canarias hemos tocado con menos tiempo de ensayo que lo que duraba el concierto. Donde yo he disfrutado ha sido con la Sinfónica de Tenerife, porque hemos podido trabajar a fondo y hacer conciertos de verdadera comunión, porque nos conocíamos y habíamos ensayado lo suficiente".

También confesó que le hubiera gustado actuar con orquestas como la de Viena, Berlín o Nueva York, pero "nunca lo he pretendido porque he tenido una carrera importante, pero no he sido un solista de primera línea, de los que hay muy pocos. Son los que pueden tocar con esas orquestas. Yo estaría contentísimo, pero eso nunca me ha quitado el sueño".

Son ya muchas décadas dedicadas al mundo de la enseñanza musical y miles los alumnos que han pasado por sus clases. A todos ellos ha querido transmitir "la experiencia de cómo actuar con respecto a la música para que sea el sustento espiritual de una vida. Hay que encontrar una vía. Por ejemplo, tocar música brillante. Hasta que tienes 25 años todo el mundo está muy contento, pero a partir de esa edad la música brillante no es la única y hay que ir buscando un sustento espiritual".

Él se muestra muy partidario de que "el pianista siempre tiene que buscar la música y los compositores que le son afines y profundizar en ellos, tanto si son brillantes, si están de moda o si no lo están. Ese sustento espiritual es el que intento inculcar a mis alumnos. La honradez en los planteamientos, no tratar de ganarse al público a cualquier precio y ser feliz con lo que se hace".

Guillermo González

pianista, catedrático e investigador