Julio Iglesias entró con buen pie en su retorno a Canarias. Más de tres mil personas lo escucharon el pasado sábado en la capital palmera, mañana actuará en Las Palmas y el sábado, 23 de julio, a las 21:30 horas, lo hará en el recinto portuario de la capital tinerfeña.

El cantante madrileño ha regresado a las Islas con ArteValle Producciones, cuyo responsable, Jairo Núñez, presentó ayer la programación prevista en el Festival Mar Abierto, que contará con The God Save the Queen y su "Queen Forver", en La Laguna (17 septiembre); Abraham Mateo, en el Pabellón Santiago Martín (14 octubre); y Coque Malla, en La Laguna (noviembre).

El artista latino que más discos ha vendido en la historia confesó a este periódico que toda su música es criolla. "Con Abrázame se puede hacer un bolero, o sea, que tengo una gran influencia isleña por muchos sentidos. Yo soy casi chicharrero, aunque no te lo creas. Viví en Tenerife un año y medio de mi vida, cuando era jovencito, con unos amigos de mis padres. También tuve una novia tinerfeña, era una chica monísima".

Este veterano intérprete no puede vivir sin cantar, aunque sabe que tendrá que dejarlo algún día porque los años no perdonan. Mientras tanto seguirá compartiendo sus populares canciones con ese público que desea escucharlo y al que está tan agradecido, aunque no tiene muy claro si sus temas se dirigen a la cabeza o al corazón.

"Cuando era muy joven la cabeza no podía competir con el corazón, pero ahora la cabeza compite muchísimo con el corazón. Incluso cuando llegan a una competencia muy grande se hacen cómplices y aliadas. Cuando canto mi cabeza y mi corazón están juntos porque es de agradecer que a mi edad pueda seguir cantando en el mundo entero. La emoción es el instinto cuando tienes 25 años y después el raciocinio total de capitalizar el corazón, porque si no lo capitalizas, fallas ocho de cada diez veces".

El autor de canciones como "Gwendolyne" o "La vida sigue igual" no cree en el destino, sino en las circunstancias que le han llevado por caminos tan diferentes que han confluido en el mundo de la música.

"La música es un escapismo total, porque cuando estás cantando te has escapado de si te duele la cabeza, de si tienes un cáncer, de si tienes problemas... Cuando sales al escenario la vida se hace como la historia de un escapista total. Tu estás allí metido en tu mundo con la gente y te olvidas de todo. (...). Yo me levanto a las mañanas sin ganas y aprendo a tener ganas".

Julio Iglesias, que ha vendido más de trescientos millones de sus ochenta álbumes editados en catorce idiomas, se cuida mucha para mantenerse tan "atractivo" para su edad. Ni fuma ni bebe y hace ejercicio diario.

"Tomo un poquito de vino, pero cada vez menos, de esos que compré a diez dólares y valen un poco más ahora. Me gustan los vinos antiguos como yo. Miro mucho mis comidas y hago dos o tres horas de ejercicio. Parece mentira, pero las hago, aunque está cerca del masoquismo lo que hago, porque me deja dolido. Lo que hago también es ilusionarme, tener ilusiones, además mi familia es maravillosa. Después tengo el médico más grande, que es la hostia, el público. Llego, me aplaude, dice qué bien cantas, te vas y al año siguiente quiere volver a verte. Yo no he tenido en la vida un médico igual que ese".

Ha llovido mucho desde que Iglesias ganó el Festival de Benidorm en 1968 con "La vida sigue igual". Desde entonces ha cantado junto a grandes artistas como Plácido Domingo, Sinatra, Willie Nelson, o Stevie Wonder, entre otros muchos, aunque le gustaría hacerlo algún día con sus hijos.

"Sería una maravilla cantar con mis hijos Enrique y Julio antes de que me largue, pero no se puede pedir eso a tus hijos. Ellos son muy independientes. Enrique es un campeón y le amo y a Julio también. Si un día llegan y me dicen ¿papá, por qué no cantas conmigo?, estaría encantado".

Hace tiempo que dejó de componer sus propias canciones, tarea que ha delegado en otras personas. "Ya no escribo porque estoy seco como esos árboles maravillosos que les quedan pocas hojas y aparte porque hay gente que escribe mejor que yo. Yo no puedo escribir otra vez Un canto a Galicia, Abrázame o Me olvidé de vivir" .

Todas esas letras que comparte con su público de todo el mundo, algunas de ellas convertidas casi en himnos, solo pretenden entretener, aunque aclaró que "muchas veces novelamos nuestras propias vidas y escribimos más lo que la gente quiere que digas, no lo que tú a veces piensas decir. Hombre, si coinciden las dos cosas es una maravilla. Yo no pretendo más que entretener y después si soy capaz de juntar, de no separar, si soy capaz de que la gente se quiera más, de que le entren las canciones en los oídos y que nunca se olviden, y que las transmitan a sus hijos, eso ya es un éxito importante".