El Gobierno de Canarias colaborará con Marruecos en la recuperación de los restos arqueológicos de dos torres hispano-africanas construidas en ese país entre finales del XV y principios del XVI: Santa Cruz de Mar Pequeña, en Tarfaya, y San Miguel de Asaca, en Ifni.

La consejera de Cultura de la comunidad autónoma, María Teresa Lorenzo, se ha desplazado hoy a Rabat para discutir los términos de esta colaboración con el director de Patrimonio del Gobierno de Marruecos, Abdellah Alaoui, según ha informado su departamento.

El proyecto está dirigido por el experto en Arqueología Jorge Onrubia Pintado, quien coordinará un equipo formado por investigadores de las dos universidades canarias y del Instituto Nacional de Ciencias de la Arqueología y del Patrimonio de Rabat.

El objetivo del trabajo consiste en documentar y recuperar para su uso y disfrute social los vestigios arqueológicos de estos dos enclaves, que el Gobierno de Canarias considera como parte de un "patrimonio compartido" entre las islas y Marruecos.

Las dos torres fueron construidas y ocupadas entre finales del siglo XV y principios del siglo XVI, en el marco de la expansión de la Corona de Castilla hacia África impulsada por los Reyes Católicos, con tropas en las que se integró a aborígenes canarios.

Las dos edificaciones fueron abandonadas ante las dificultades de penetración en el territorio y las nuevas perspectivas que, para la Corona de Castilla, abría el descubrimiento de América.

De acuerdo con las investigaciones realizadas, en 1496, recién terminada la conquista de Tenerife, un ejército expedicionario llegado desde Gran Canaria desembarcó en la costa sahariana para construir allí una torre factoría: Santa Cruz de la Mar Pequeña.

A partir de este enclave, los castellanos desarrollaron una activa política comercial y diplomática cuyo objetivo era establecer lazos con las tribus que, desde la cuenca del Ued Nun y su capital de entonces, la poderosa ciudad caravanera de Tagaos, controlaban el tráfico transahariano en esta vasta región.

Estos contactos desembocaron, en 1499, en la firma de un tratado entre los Reyes Católicos y los notables tribales, que permitió a los castellano emprender, a finales de 1500, la edificación de otra torre-factoría: San Miguel de Asaca.

Su vida fue breve, pues el ejército expedicionario hispano-canario sufrió una sangrante derrota antes incluso de que los trabajos de construcción de la fortaleza estuvieran acabados en la batalla de Asaca o de las Torres, que marcó el principio del fin del proyecto colonial africano de la Corona de Castilla, explica el Gobierno de Canarias en un comunicado.

En su acuerdo con el Ministerio de Cultura de Marruecos, el Gobierno canario se compromete a llevar a cabo las actuaciones de investigación y documentación, así como redactar un anteproyecto para poner en valor esos enclaves con fines culturales y turísticos.