En el último artículo antes de las vacaciones me pregunto por las tiendas del futuro, teniendo en cuenta como somos hoy nosotros, los consumidores de hoy en día están constantemente conectados, no tenemos mucho tiempo libre y buscamos la forma más rápida, más barata, más conveniente para ir de compras y eso se traduce, cada vez más, en que nos vamos acostumbrando a comprar online, sobre todo cuando se trata de moda, que se nos antoja novedad, primicia, originalidad - nuevos productos, nuevas imágenes y nuevas experiencias, queremos ir a la ágil y ligera velocidad de Twitter o Facebook, lo queremos ya y cómodamente desde un mullido sillón.

Entonces, ¿dónde deja esto a las tiendas físicas? ¿Pueden los minoristas que han confiado en la tradición comercial abrazar un mundo en el que las tiendas ya no solo tienen que ofrecer productos como siempre, sino que también deben ofrecer nuevos servicios y experiencias, sensaciones, a cada comprador que entra por la puerta?

Según los expertos en tendencias comerciales las tiendas del futuro o generan una experiencia o se extinguirán. Los bienes y servicios ya no son suficientes, las tiendas deben ofrecer experiencias personales y memorables (argumenta, por ejemplo, Joseph B. Pino).

Los minoristas de todo el mundo tienen que entender que hemos entrado en la economía de la experiencia. Los bienes y servicios ya no son suficientes; lo que quieren los consumidores son experiencias memorables, eventos que involucran a cada individuo de una manera inherentemente personal, singular, única.

Las tiendas del futuro se convertirán en escaparates andantes, entiéndase la expresión. La razón principal de la gente para entrar en una tienda, un lugar físico, en un futuro cercano, es porque buscarán experiencias, por lo cual los minoristas deben diseñar y construir lugares que muestren imaginativamente la "experiencia" de la mercancía que tienen a la venta. Si los clientes pueden vivir esa experiencia las posibilidades de que compren los bienes se incrementará.

Por otro lado, los fabricantes, como verán sus márgenes pinzados y sus canales de distribución marginados, cada vez más se decidirán a entrar por sí mismos en la venta al por menor, creando relaciones online directas con los consumidores finales.

Entonces las tiendas físicas se darán cuenta (e intentarán convencer a los fabricantes de ello) de que EL MEJOR MARKETING ES LA EXPERIENCIA DEL PRODUCTO, por lo que la mejor manera de generar una demanda será crear una experiencia tan atractiva que los clientes no puedan dejar pasar el tiempo, presten toda su atención y quieran comprar los productos que han experimentado lo antes posible.

El tiempo será la moneda más cara. La principal medida de éxito será la cantidad de tiempo que los consumidores gasten con una marca o tienda. En la compra de bienes de productos básicos, los consumidores buscan administrar bien el tiempo -comprar al precio más barato posible y con la mayor comodidad posible-. ¿Por qué? Porque todos estamos muy liados con nuestras vidas cotidianas y nuestros trabajos y queremos gastar el dinero que nos ha costado tanto ganar disfrutando plenamente y sin que nos hagan perder nuestro valioso (por escaso) tiempo.

Por tanto, todo dependerá de la puesta en escena de buenas experiencias (de nuevo, la creatividad, el arte y la teatralización juegan su importante papel que muchos no quieren ver). Aunque no sé por qué me pregunto, quizás estoy un poco trascendente ante las vacaciones, por qué me molesto en hacer una reflexión como esta en Tenerife. A veces pienso que no tenemos remedio en esta isla porque desconfiamos demasiado en la creatividad (o al menos demasiado para mi gusto).