"La leyenda de Tarzán" recupera el personaje creado por Edgar Rice Burroughs a principios del siglo XX, convertido ya en personaje mítico de la literatura universal. La intención del filme es clara: mostrar a las nuevas generaciones un filme de aventuras pasado por el tamiz del siglo XXI, empecinado en fundamentar el cine en la espectacularidad de los efectos especiales y olvidando el aroma inconfundible de clásicos del género como "Cuando ruge la marabunta" (1954) o "El hombre que pudo reinar" (1971).

Aleksander Skarsgard (el vampiro rubio y hercúleo de la serie "True Blood") es el nuevo Tarzán. Su interpretación es correcta, pero Tarzán siempre será en el imaginario colectivo Johnny Weissmüller, que protagonizó un puñado de filmes en las décadas de los 30 y 40, después de abandonar la natación de alta competición (ganando un ramillete de medallas de oro en varios Juegos Olímpicos).

"La leyenda de Tarzán" se sustenta en el mito del buen salvaje, en el exotismo que despierta en los occidentales un continente, generalmente desconocido como el africano, algo de imperialismo y dosis de aventura. Lo mínimo que se le puede pedir a una película de aventuras es que entretenga y "La leyenda de Tarzán" solo lo consigue en tres escenas. Tendremos que esperar al minuto 37 para contemplar la primera secuencia digna de ser vista. Y hasta el 65 para observar el momento culminante del filme: el enfrentamiento, cara a cara, de Tarzán y un gorila alfa, que viene a suponer un encuentro virulento del hombre con su antepasado inmediato.

La presencia de Samuel L.Jackson y Christoph Waltz (encasillado en el papel de villano) y la épica banda sonora no consiguen elevar el tono mediocre de "La leyenda de Tarzán", que hace buena la versión que se rodó en 1984: "Greystoke" con el inexpresivo Christopher Lambert, e, incluso, la naif versión animada de Disney de 1999, "Tarzán", con música de Phil Collins. En este caso en concreto, cualquier tiempo pasado fue mejor.

Próximos estrenos

(5 de agosto)

La semana que viene llegará a la cartelera española "Escuadrón suicida", la versión cinematográfica del cómic de DC, que cuenta la historia de un comando integrado por una panda de villanos. Por su parte, la cinta de animación "Mascotas" plantea un enfrentamiento entre los animales domésticos y los animales salvajes.

Con dos años de retraso llega el filme chino "Regreso a casa", del prestigioso Zhang Yimou. Narra un drama ambientado en la Revolución Cultural China. Formó parte de la sección oficial de Cannes y Seminci en 2014. Otro drama de gran intensidad emocional es la chilena "La memoria del agua", de Matias Bize.

Por su parte, "El verano de May", es una "dramedia", que gravita en torno a una jordana que regresa a su país. "Hello, my name is Doris" viene a cubrir la cuota romántica de la semana. En esta ocasión la protagonista es una sexagenaria. Sea cual sea su elección, no dejen de ir al cine. Ya saben, cada película tiene su espectador.