El realizador boliviano Kiro Russo ofrece en su primer largometraje, "Viejo calavera", que ha presentado hoy en la sección Horizontes Latinos del Festival de Cine de San Sebastián, un oscuro retrato del submundo de la mina boliviana.

Tras sus cortometrajes "Enterprisse" (2010) y "Juku" (2012), Russo se ha metido en la piel de los mineros del pueblo boliviano de Huanuni y ha realizado un fresco sobre sus condiciones de trabajo mediante el hilo conductor de un choque generacional entre un joven descarriado y su padrino.

El protagonista es un joven "calavera", borracho y ladrón, del que una vez muerto su padre nadie quiere hacerse cargo por lo que se refugia en casa de su abuela, en Huanuni, donde su padrino trata de sacarlo adelante y le facilita trabajo en la mina.

Sin embargo, el joven, interpretado por un minero amigo del realizador, no está interesado en este trabajo y trae de cabeza a su protector porque el apoyo le enfrenta a sus compañeros.

Según ha explicado Russo en el coloquio tras la presentación de la película, "Viejo calavera" es fruto de un "largo proceso" que surgió cuando trabajó en "Juku".

En el largometraje, Russo ha introducido la confrontación generacional en una película que está interpretada en su totalidad por mineros reales de Huanuni.

"La vida es tan dura que los padres no quieren que sus hijos trabajen como ellos y empujan a los jóvenes a que vayan a la ciudad en busca de oportunidades, aunque muchos de ellos se vuelven pandilleros", ha señalado.

Russo no ha partido de un guión previo para llevar a cabo este trabajo porque "no le interesa tanto la narración como las sensaciones que produce en el espectador", ha señalado.

Un elemento presente en más de dos tercios de la película es la oscuridad, bien dentro de las galerías de las minas o en las humildes casas de los mineros, algo que aparece recogido en un cuidado trabajo fotográfico dirigido por Pablo Paniagua.

"Cuando entré por primera vez en una mina, sentí que el mundo se diluye", ha reconocido hoy el realizador boliviano, que ha querido trasladar ese sentimiento a su película.

El realizador ha reconocido que es un filme "muy político", aunque la lucha sindical y las protestas aparecen de forma velada porque ha intentado huir de los estereotipos.