El Área de Artesanía del Cabildo de Tenerife, junto a la Concejalía de Identidad Canaria del Ayuntamiento de Candelaria, organizaron recientemente la I Jornada de Actualización de la Indumentaria Tradicional Canaria, una actividad coordinada por Ubaldo Hernández González (conocedor de vestimenta tradicional).

Todo quedó preparado para la primera cita. La mirada cómplice se la regaló Juan de la Cruz (asesor de Museos de Tenerife) a un pequeño sombrero de palma con cinta de terciopelo oscuro. El deseado abrazo se lo dio Ubaldo Hernández González a su equipo, que incansable cuida, cose y almidona desde la enagua hasta la capa. La piel se erizaba cuando los trajes tradicionales eran lucidos por mujeres canarias perfectamente ataviadas. Y el "sí, quiero" se producirá cuando se confirme que las jornadas girarán por diferentes centros educativos. El amor surgió prácticamente a primera vista, ahora solo será cuestión de afianzarlo. El encuentro tuvo un único objetivo: conseguir la actualización de los conocimientos y técnicas de costura de las artesanas dedicadas a la confección de los trajes tradicionales. Hoy en día se baila entre las lagunas que produce el paso del tiempo, pero con la idea de mantener y mejorar la calidad de un oficio que es parte de la identidad canaria.

El público que se reunió para ser partícipe de una jornada muy especial prácticamente doblaba el aforo, llegó desde todos los puntos del Archipiélago hasta el municipio de la Patrona de Canarias. Los primeros datos surgían de una magnífica presentación audiovisual dirigida por Ubaldo Hernández González, quien hace casi treinta años se acercaba al mundo del folclore y las tradiciones, para más tarde vestir, basándose en la obra que legaba el académico inglés Alfred Diston, a una bella joven para la Gala de Elección de la Reina de las Fiestas de Mayo de Santa Cruz de Tenerife.

En una charla llena de pasión, el coordinador de la jornada confesó haber estado gestando, junto a su fiel equipo, este proyecto durante años en el taller que tiene en una pequeña casa de algún municipio del norte de la Isla. No pudo evitar emocionarse cuando confesó que le presentaba el proyecto al vicepresidente del Cabildo de Tenerife, Efraín Medina, quien no lo dudó ni un momento: "Hay que poner en valor nuestras costumbres y velar por el respeto a nuestras tradiciones", dijo.

Imaginándonos la falda apoyada en la cintura, el pañuelo envolviendo la cabeza, las alhajas decorando las facciones y las medias abrigando las piernas, Ubaldo aclaró: "No todos los vestidos son iguales. El traje tradicional nace entre los añoa 1600 y 1800, mientras que el traje típico es de principios del S. XX. Me parece que uno de los primeros errores que se comenten es que la mujer lleve el pelo suelto, tanto unos como otros, el pelo debe ir recogido en un moño bajo". Y como si de un sueño se tratara visualizamos aquellas maravillosas obras del pintor Pedro Guezala.

Por un instante vemos "la ola roja", esa que se produce en la romería de La Orotava cuando las quince primeras carretas recorren las calles del municipio. Es el propio conocedor de la indumentaria tradicional quien nos habla del diseño de doña Catalina de Monteverde: "La capa es amplia, cae por debajo de las nalgas, no a la altura de la cintura. No lleva un sombrerito pequeño y torcido sino una pamela grande y centrada para cubrirse del sol. Una toca bordada que nada tiene que ver con un pañuelo amarillo. Un justillo bordado, no un aglomerado de dibujos. Una blusa calada que ni se parece a la labor que se vende en tira para pegar". Nos anima a conocer el traje original que se expone en el Museo de Historia y Antropología de Tenerife, hecho con esmero por parte de Juan de la Cruz y el Cabildo. A continuación apuntó que ese sí era un traje tradicional, a diferencia del que hoy se usa, que es un traje típico, lo mismo que el que diseña Néstor de la Torre en Gran Canaria.

Los complementos, aunque no lo parezca y hagamos uso de los que más favorecen, también nacieron para ser respetados: "El calzado es a lo que menos importancia se le da. Las alpargatas sólo serán en: beige, negro, gris, marrón o azul y únicamente para trajes de campesina de diario, el resto usan botines, zapatos de tacón de carrete o de hebilla. Las joyas se combinan según sea para vestido de diario, de faena, de fiesta o de domingo fiesta. Los rosarios de plata o de madera, los pendientes y camafeos según la ocasión. Para los trajes de fiesta, sobre todo en La Palma, se llevaban anillos. Los caballeros llevan bolsos de lana, mientras que las mujeres esconden sus pertenencias en las faldriqueras".

"No se puede inventar nada, hay que ser estricto a la hora de vestirse. No somos diseñadores, somos conocedores de la vestimenta tradicional. Yo llevo a mi equipo el traje que vamos a coser, siguiendo la documentación que ya existe. Los telares o comercios nos ofrecen los tejidos, los artesanos harán las labores y, con una cosa y otra, una mujer del S. XXI tendrá el vestido correcto. Cada isla y cada traje puede darte más o menos juego; por ejemplo El Hierro contempla más colores. La Gomera se caracteriza por el cachorro y la mantilla. La Palma, con montera, permite el pañuelo con el pico por delante. Fuerteventura, con su característico troncocónico de copa", y así un sinfín de juegos que solo algunos dominan .

Con el corazón puesto en los tejidos, los patrones y todos los detalles, el uso correcto de la indumentaria tradicional está cada vez más cerca de los canarios.