Entras a un edificio, no demasiado bonito, tal vez la fachada está mal cuidada incluso con pintadas que han hecho algunos vándalos, nada que ver con lo que es "street art". Además te cuesta descubrir el número de la calle. Llamas al telefonillo y subes a un ascensor que podrías ser de los años 60, suena la campana; has llegado a la planta donde se encuentra esa vivienda. Tocas el timbre, y como si del País de las Maravillas donde se refugiaba Alicia se tratara encuentras ante tus ojos una ventana, parece que está abierta, en el fondo, muy a lo lejos se divisa una casita con solo una puerta de madera, delante unos jardines frondosos y cuidados, parece que cae el agua de un pequeño riachuelo. Te paras a pensar, y te das cuenta de que estas en pleno centro de la ciudad y aquella casa casi que podía ser la de Hansel y Grettel. Esas son las maravillas que nos pueden pasar cuando aprovechamos las manos y la imaginación de los artistas de la brocha.

La técnica que se usa desde hace ya mucho tiempo se esconde bajo el nombre de "trampantojo" (Trampa ante ojo. Trampa o ilusión con que se engaña a alguien haciéndole ver lo que no es). Los efectos que se consiguen a base de pinturas jugarán con el entorno arquitectónico, la perspectiva, el sombreado y los efectos ópticos. El "ilusionismo" (pictórico), nombre que también recibe esta disciplina, juega con un realismo absoluto. Seguramente más de una persona se está viendo dentro de uno de los museos más importantes de Europa, ante la que probablemente sea su obra más destacada, como si se metiera en la vida de la realeza. En los muros esta técnica compleja sólo se la podían permitir quien tuviera poder suficiente para tener en su pared plasmada una obra de arte. Si eres de los afortunados aprovéchala, disfrútala y ante todo consérvala. Si eres de los que no tienes esa fortuna estás de enhorabuena, podrás saciar esas ansias de levantarte mirando el mar aunque estés en pleno casco urbano, o disfrutar de un cielo estrellado en cualquier momento, aprovéchate de las oportunidades que da la impresión digital.

Los fotomurales cubrirán las paredes, las vestiremos como más nos guste, o rememorando aquellos momentos de ensueño, cualquier imagen digital que posea definición suficiente puede ocupar nuestros espacios. Esta práctica cada vez más utilizada es: fácil, económica, cómoda de limpiar y actual.

A la hora de llevar la impresión a las bases que más se adapten a nuestras necesidades podemos encontrar prácticamente de todo: unos separadores que den intimidad a la zona de los sanitarios en los baños, puertas de vidrio que se dibujan permitiendo que entre la luz sin que se vea con claridad qué es lo que se encuentra tras ellas, encimeras ignífugas que den colorido a una cocina que no arriesga con los tonos, y así un sinfín de oportunidades. Visto en zonas donde el roce es poco constante lo podemos apreciar y agradecer, pero ¿qué opinas si la propuesta es caminar sobre un río, piedras, incluso sobre las nubes? pues esta forma de llevar ilustraciones a nuestro entorno también da la posibilidad de que sea bajo nuestros pies. La sencilla forma de colocarlo, con un poco de técnica, además nos permitirá cambiarlo tan a menudo como se nos antoje.

Llegar a la personalización hasta este punto puede ser realmente llamativo, casi podríamos hablar de magia, si hacemos uso de la retroiluminación, que aporta más profundidad a base de cajas de luz y podrá incluso ahorrarnos las lamparitas de las mesas de dormitorio.

El mundo digital es realmente maravilloso, se llevarán los dibujos e imágenes a bases de metacrilato, cristal, tela, papel, vinilo... pero todo esto va más allá.

Idear un mueble, tal vez una mesa de pata central con muchos relieves y figuras, que soporte un tablero casi escultórico es posible con las impresoras 3D. Por ejemplo una silla pasaría de ser un mero diseño a ser un objeto para sentarse en menos de dos horas. Rizando el rizo podremos disfrutar de una pieza cerámica también hecha realidad a través de este modelo, las molduras de una habitación pueden ser tan barrocas como deseemos o incluso hacer una réplica exacta de aquel objeto que hemos soñado. ¿El límite estará en la fabricación de un edificio de oficinas construido absolutamente con impresora 3D? Aunque suene a tópico la imaginación es infinita y con los medios digitales posible.