Como si el reloj corriera más rápido de lo normal. Como si los minutos se nos escaparan de las manos, nos adentramos en el hermoso mundo de la celebración, más allá de lo que es el espectáculo de los anfitriones y los espacios se visten con la luz de las candelas. Las velas continúan siendo las grandes protagonistas para lograr sensaciones cuando de festejar se trata.

Las posibilidades son casi infinitas, cada persona, cada situación tendrá carácter propio. Al salir del espacio que durante estos días ha acogido lo más bello que nace en las mentes prodigiosas de los artistas tinerfeños, sólo puedes disfrutar de las sensaciones.

Paseas por los pasillos, las moquetas rojas se encuentran con otras blancas, fucsia e incluso grises. Cada espacio te hace trasladarte a un lugar, tal vez la playa o la montaña, quizás paseas por un majestuoso salón o por un delicado jardín. Las sensaciones vegetales han primado. El verde ha sido protagonista, llevado desde los suelos, a base de césped artificial, hasta las paredes que te transportan a un bosque salvaje, donde los troncos de árboles antiquísimos dan sombra al blanco de los tejidos. El mobiliario, estilo "Luis XV", parece tener ciertos destellos en oro. Nada tiene que ver el pequeño sillón con las sillas de soporte cruzado en maderas oscuras, que se esconde bajo la luz de las dulces bombillas, que evoca a aquellas fiestas campestres y que ilumina un camino de mesa en tonos hierba y hace un guiño a la pureza del evento con algunos puntos de claridad intercalados entre hierbas aromáticas.

Cuando salimos de la selva nos encontrarnos con la tendencia más rústica. Paredes cubiertas del marrón oscuro del brezo o del beige "sucio" que produce el cañizo, desde donde cuelgan enredaderas, que pueden ser de yedra, pero también de buganvilla. El color rosa intenso no llega solo a través de las flores, es protagonista también en una manzana completa donde el photocall insinúa que aquel evento ha sido creado con el alma. Al lado, justo pegado al fondo, un gran arco de madera tosca, casi sin pulir y que quedará para el recuerdo, se corona con flores en la gama del tono principal que da la mano al verde de las hojas. Siguiendo el mismo estilo, las mesas serán de palés pintados de blanco y las sillas de líneas sencillas, dejando el protagonismo a las telas que las visten -caminos de mesa, mantelería y servilletas-. Las flechas de madera nos llevarán hasta las diferentes sorpresas que han preparado, para encontrar al fondo un hermoso corazón.

El romanticismo, a base de formas y colores, lo consiguen las clásicas rosas rojas regadas por todo el espacio. Los tallos cuidados, limpios y delicados. De fondo paredes completas vestidas con bombillitas y veladas por visillos blancos. Las flores más seductoras se plasman en los papeles pintados que envuelven a hermosas novias. Sobre los dibujos, marcos barrocos teñidos del color de la inocencia o de madera virgen, precisan estar labrados, cuantos más relieves, mayor será la experiencia, aunque no acoja la imagen de ninguno de los novios.

Los espejos se decoran con pan de oro, muy marcados, parecen de antaño. En el suelo una lámpara. Una cómoda decapada muestra las tartas que partirán los enamorados. Con la misma técnica, por diferentes puntos del recinto encontramos enmarcados los lienzos que celebran un aniversario. Entre ellos cuelgan hojas de olivo, que se ha impuesto como el árbol que está más en tendencia.

La esencia de lo delicado, de las bases del amor para todos los tiempos, queda latente por cada esquina, en cada momento, para cualquier situación. El calor de la vela, que tiñe de una luz sensual los espacios, atrae la atención a un set absolutamente blanco, en lo más puro, lo más sutil. Las lineas sencillas son protagonistas, hay candelas de todos los tamaños, de diferentes formas. Para admirarlas, nos invitan a sentarnos en un sillón Chéster y dos individuales que también dibujan el capitoné. No tenemos muy claro el material que lo crea, nos acercamos, los tocamos, acariciamos la terminación y apreciamos que están hecho de aire. Domina nuestras sensaciones, maravilla a los sentidos y agrada su comodidad. Llega la innovación en estado puro. No quita protagonismo al producto y permite que hayan otros objetos. Jarrones gigantes -podemos decir que son XXL-, cortes muy definidos, perfectamente esmaltados, tan brillantes que parecen de charol. Con formas similares, pero jugando con el color complementario -negro- encontramos las mismas piezas aún más esbeltas. Estilizan todo el lugar. De luminarias, una lampara de pie muy discreta, de diseño. El punto romántico lo pone una butaca con forma de mariposa, dibujos de los insectos más bellos y los colores del arco iris.

El baile cromático lo regala la pastelería. Los colores luminosos los traen los "macarrons". Las delicias francesas llegan a ser las protagonistas cubriendo conos inmensos. Va subiendo gradualmente la intensidad, también en sabores. Las decoraciones vegetales, las orquídeas, peonias o los lilium no sólo tienen presencia en los arreglos florales y en los ramos de novias, llegan también para decorar las tartas, que vuelven a un corte más tradicional, expuestas sobre fondos oscuros.

Abiertos al mundo, a las sensaciones y al festejo, el universo sale desde Tenerife para poder volar entre los sueños.