Los poemas que ahora forman parte de las páginas de un libro aguardaron pacientes hasta que su autor se plantease llevarlos de la mano al papel. "Hice una selección, los reordené y los presenté a un certamen", explica Coriolano González y Montañez (Santa Cruz de Tenerife, 1965), licenciado en Filología Hispánica y profesor de Enseñanza Secundaria, a propósito del poemario "Mapa del exilio", que mereció el Premio Pedro García Cabrera y que presentaba en público la pasada semana en el Espacio Cultural CajaCanarias.

Este reconocido poeta, galardonado con premios como el Félix Francisco Casanova 1984 y el Ciudad de La Laguna 1987, acopia una densa producción, con obras como "El viaje" (1984-2000); "Las montañas del frío" (2005); "El tiempo detenido" (2006); "Otra orilla" (2008); "Retorno" (2009), "La luz" (2010); "Cuadernos y notas de viajes" (1988-2009) o "Mapa del exilio" (2014). Su nombre figura en diversas antologías y sus poemas han sido traducidos al rumano, al gallego, el amasik y el griego.

"Somos animales de memoria y vivimos de recuerdos que hemos ido acumulando durante nuestra vida. Esto representa un intento, evidentemente baldío, de luchar y derrotar a la muerte: un imposible. Lo que uno trata cuando escribe sobre lugares y personas ausentes no es sino intentar mantenerlos con vida.

Y ese mapa del exilio, ¿cómo se ha ido delineando?

El inicio del poemario lo trazan las antiguas carreteras generales del Norte y el Sur de la isla, unas vías anteriores a las actuales autopistas. Mi padre nos metía en el coche para ir de visita familiar. Ahí arranca el itinerario de recuperación de mi memoria, con el que trato de recordar esos lugares y personas, los recodos de aquellas carreteras que se iban asociando a lo que somos, porque estamos conformados de recuerdos y vivencias. Ésa es la idea, y así surge el mapa. El exilio representa la pérdida y todo lo irrecuperable trato de rescatarlo ahí. Es un mapa donde uno, en el fondo, se exilia de la vida.

El primer poema alude a un peine que reposa en una gaveta.

Se refiere al peine de mi abuela. Es curioso. No pienso en el poema, sino que él me encuentra y entonces tengo que trabajarlo. Ahí interviene esa labor de reflexión sobre qué y cómo quiero escribirlo. Ese, en concreto, me lo encontré cuando abrí una gaveta. Mi abuela hace años que falleció y esa imagen evoca recuerdos. Es el que inaugura el libro y lo cierra uno referido a mi padre, colocado ahí adrede. El libro contiene tres poemas que aluden a su figura y quería cerrarlo con ese. Digamos que le doy vida a mi abuela a través del gesto de peinarme y con "Aniversario" hablo del alejamiento de mi progenitor, con el paso de los años, y el acercamiento posterior que he ido viviendo.

Cuándo lo traducen ¿llega a considerarse más universal?

En absoluto. Solo supone que alguien, en una lengua diferente, ha sido capaz de apreciar algo en ti. Me tradujeron al rumano antes de ser publicado y me sorprendió llegar a Rumanía a dar una charla y escuchar mis poemas. Ciertamente, el que traduce traiciona, se dice, porque no en vano está reinterpretando. Que alguien asuma tus poemas como suyos me emociona.

Usted es un entusiasta de la música. ¿Qué ve de diferente entre un cantautor, un rapero y un poeta?

Somos básicamente iguales. La herramienta común es la palabra y a partir de ahí, cada uno toma sus propias decisiones sobre qué y cómo quiere escribir. Luego gustará más o menos; será mejor o peor, pero en esencia es lo mismo.

Autor:

Coriolano González Montañez.

Título:

"Mapa del exilio".

Editorial: Salto de Página.

Género: Poesía