Hasta ahora únicamente conocían la sensación de actuar en escenarios de dimensiones más familiares como las del Búho Bar, El Rincón de Tintín o El Hombre Bala... Tarimas en las que derramaron adaptaciones que tomaron prestadas de U2, AC/DC o Nirvana. Antonio Hernández (batería), Carlos Rodríguez (guitarra), Eduardo Sanson (cantante) y Frigol García (bajo) son los integrantes de una formación que nació en La Laguna hace algo más de cinco años. Su orientación es claramente rockera, y eso fue lo que enseñaron a un grupo de internos del Centro Penitenciario de Tenerife II. "Al principio sí que intimida un poco ir a tocar a un complejo en el que lógicamente existen unas medidas de seguridad importantes", desvela Eduardo de los preparativos de un concierto que disfrutaron en directo 80 internos.

Esta no era la primera vez que el salón de actos de Tenerife II acogía música en vivo: conjuntos folclóricos y alguna que otra murga ya habían colaborado en el entretenimiento de los presos. La diferencia con respecto a las citas anteriores hay que buscarla en el género que se pudo escuchar el pasado miércoles durante una hora. Casi un año de negociaciones. Ese es el tiempo que transcurrió desde el instante en el que los chicos de Coverama se propusieron "entrar" en la cárcel y el momento en el que su deseo se hizo efectivo. "Creo que somos la primera banda de rock que tocamos allí, aunque hay previstas otras experiencias similares", avanza el solista de un cuarteto que mostró su repertorio a una audiencia en la que habían reclusos de ambos sexos. "Los nervios de la espera -en los distintos controles que hay que pasar hasta llegar al salón donde se produjo el encuentro entre los músicos y el público- desaparecieron en cuanto sonó el primer tema", cuenta el portavoz de una formación que tiene en su baúl de versiones títulos muy reconocidos en las carreras de Radio Futura, Lenny Krawitz, Guns N'' Roses... "La sensación con la que nos volvimos a casa fue la de haber disfrutado al máximo la tarde", incide Eduardo sin poder ocultar que "la gran mayoría de los asistentes se sabían las canciones y nos acompañaron", rescata el solista de un proyecto que este fin de semana se marcha a Lanzarote.

Coverama ha completado más de 75 actuaciones en distintos municipios del Archipiélago, aunque nunca se había embarcado en una iniciativa tan curiosa. "La intención es volver en cuanto nos den otro permiso porque las sensaciones con las que regresamos a casa fueron tremendamente positivas. Fue uno de los días más bonitos que hemos experimentado desde que decidimos meternos en esto", agradece el integrante de un colectivo que también suele tirar de Maná, Jimi Hendrix o The Police.