La Orquesta Sinfónica de Tenerife, en su versión de cámara, ofreció el pasado mes de septiembre, en Arico, Güímar y, Los Realejos, respectivamente, una selección coral de "El Mesías" de Händel, la obra musical que convertiría a este gran maestro, como el sempiterno compositor de oratorios más célebre de todos los tiempos..., y, no es para menos, desde su estreno allá un 13 de Abril de 1.742, en el New Music Hall de Dublín, ofrecido como un concierto benéfico, no ha perdido nunca ni un ápice de su popularidad. En estas tres actuaciones la OST estuvo acompañada por las voces del "Ensemble Vocal de Tenerife", siendo Maestro de Coro, Antonio Abreu Lechado, y, como Director, el antiguo titular de la formación sinfónica Tinerfeña, Víctor Pablo Pérez.

En un tiempo récord de 22 días, Händel compuso esta grandiosa obra musical, en el verano de 1.741. Consta de tres partes, la Primera, es "La Venida del Mesías al mundo", su texto está inspirado en el "Libro de los Profetas Isaías y Malaquías", así como de los Evangelistas San Lucas y San Mateo, y, compilados toda la parte lírica por Charles Jennens. La Obertura, con la que se inicia la obra, a modo de pórtico a la entrada de un gran templo, anticipa la ansiada llegada de Cristo, anunciada por los profetas.

La segunda parte, el sacrificio, pasión y muerte de nuestro señor, se basa también en textos del profeta Isaías, del "Libro de los Salmos", así como de la "Carta a los Hebreos", del "Libro de las Revelaciones", y del "Apocalipsis". Esta sección se abre con el solemne "Behold the Lamb of God" ("He aquí el Cordero de Dios"), Juan 1:29, como preámbulo a su pasión salvífica" y redentora, concluye esta sección con el famoso "Aleluya", según "Libro de las Revelaciones" 19:6, y, "Apocalipsis" 11:15, y, es tal la reverencia que entre el público anglosajón inspira, que aún hoy se ponen en pie, al escuchar este célebre pasaje del oratorio, como signo de profundo respeto y admiración.

La tercera y última parte, bajo el título de "Cristo Triunfante sobre la muerte", se inspira en la "Primera Carta a los Corintios" y, en el "Libro de las Revelaciones", del "Apocalipsis", es la parte más mayestática, que, como si de una corona se tratara, en la cúspide de la misma, dejó el compositor lo más sublime, para coronar esta obra concluyendo "Worthy is the Lamb that was slain-Amen" ("Bendito sea el Cordero de Dios que fue sacrificado"), éxtasis final, que transmite al publico, de cualquier época, creencia o cultura, un Evangelio "musical", a la jumanidad, a todo el universo.