Toma el testigo de Alicia Giménez Bartlett ("Hombres desnudos") sin acentuar más de la cuenta el rol que han interpretado las mujeres en las últimas cuatro ediciones del Premio Planeta. "No creo que haya que darle un trato especial por el hecho de que una novela lleve la firma de un hombre o una mujer... Es un buen momento para las buenas novelas; un instante favorable para la escritura que llega a los lectores", asegura la donostiarra Dolores Redondo (1969) sin apartar la mirada del trofeo que acaba de conquistar por "Todo esto te daré". Responsable de las aventuras de Amaia Salazar en la trilogía del Batzán, la autora afincada en Navarra asegura que "el novelista no tiene sexo; tienen género las novelas gracias a las etiquetas que les ponen editores, libreros y lectores", enumera la autora de "El guardián invisible", "Legado de los huesos" y "Ofrenda a la tormenta".

¿Cuando habla de un cambio de registro está avisando a sus lectores de que esta Dolores Redondo es distinta a la que ellos conocen?

No... Eso sería difícil de entender y, sobre todo, de explicar. Los que se acerque a esta novela se van a encontrar con el mismo tono y la manera de narrar que existe en las historias protagonizadas por Amaia Salazar, pero ya no soy la mujer que escribió "El guardián invisible". No lo soy porque en los últimos años me han ocurrido un montón de cosas que han modificado mi visión de la vida.

¿Cuesta poner en cuarentena a un personaje como Amaia Salazar para sumergirse en otra historia?

No. La trilogía de Batzán fue diseñada tal y como la conocen los lectores... Mientras escribía sí que surgió la posibilidad de explorar otros caminos, pero cuando las acabé vi que había cubierto un ciclo. En cuanto empecé a trabajar esta novela ("Todo esto te daré") sentí que la historia me estaba quemando y necesitaba contarla.

¿Si tuviera que poner una etiqueta a "Todo esto de daré", cuál sería la más apropiada?

Es una novela de misterio, una historia de crímenes, es decir, con al menos un asesinato y puede que alguno más (ríe)... Una trama de tonalidad oscuras y perversiones de la que me cuesta hablar con un periodista porque todo esto se convierte en metaliteratura. Me siento rara explicando algo que es desconocido para la persona que quiere saber algo más de un proyecto que espero que permita disfrutar a los lectores.

¿Es más fácil teñir un libro con tonalidades oscuras cuando nos envuelve el pesimismo?

Sí, pero también se puede contar un crimen en un escenario aparentemente normal y ordenado... No es necesario recurrir a un callejón sórdido y plagado de ratas. Hay crímenes y delitos que se pueden cometer desde otras esferas sin que aparezca la típica prostituta apuñalada en un piso de mala muerte.

¿Será exigente cuando vea lo que González Molina ha hecho con "El guardián invisible?

La novelista tiene que estar al margen de un rodaje. Yo no hago cine y no he participado en los preparativos de la película. Al ceder los derechos de "El guardián invisible" la novela aún no se había publicado en España, pero cuando alguien como Peter Nadermann -productor de Millennium- quiere comprar los derechos de una de tus novelas es muy complicado poner condiciones.

¿El miedo o el misterio narrativo funciona por modas, es decir, ayer les tocó a los nórdicos, hoy a los franceses y mañana serán los españoles?

Deberían moverse mucho más para que la literatura pueda cambiar y sea interesante para los lectores... Yo al escribir lo último que pienso es respetar las reglas de un género. Cuando envié "El guardián invisible" a un agente literario este me remitió un informe bien argumentado en el que aparecían las razones por las que rechazaba el manuscrito. Lo que pasa es que esas mismas reglas fueron las que más tarde me llevaron al éxito. Las limitaciones iniciales se convirtieron en virtudes.

¿Quién le debe más a quién, la escritora a Amaia Salazar, o la inspectora a la narradora?

Las dos nos necesitamos (sonríe)... Con Amaia Salazar encontré una veta con la que sueñan todos los autores: un gran personaje. ¡Tuve mucha suerte!

A pesar de ser una autora con buenos índices de ventas, ganar el Planeta la sitúa en un escaparate muy visible. ¿Está preparada para esa sobreexposición?

No creo que haya que prepararse de una forma especial... ¿Prepararse para qué? ¿Para la presión, las críticas o la mezquindad? Si esas cosas tienen que llegar me van a golpear de lleno, pero si la escritura que haces es honesta no hay que tener miedo a la crítica y la mezquindad.

Siempre está la posibilidad de recuperar a Salazar, ¿no?

Esa opción está abierta, pero no voy a ser yo quien se ponga límites literarios. Si los pone la crítica me da igual, pero si son los lectores los que deciden que esto ya no tiene otra vuelta tenemos un problema. No voy a renunciar a contar nuevas tramas desde otras perspectivas.