Bajo un cielo gris plomizo que por momentos parecía que se iba a derrumbar sobre la plaza del Cristo de La Laguna y la presencia de una lluvia intermitente, que antes de las seis de la tarde provocó un par de aguaceros generosos, se movió el último tramo de A Todo Color Fest, una iniciativa liderada por las plataformas Semueve Tenerife y Yo Amo Canarias que reunió a más de mil quinientos adolescentes en un recinto que se tiñó durante horas de nubes amarillas, azules, naranjas, rosadas... El agua no llegó a frenar el ímpetu de unos jóvenes que sí que tuvieron que bajar las revoluciones cuando la organización informó de que se iban a tomar una tregua -bajando los decibelios a unos niveles mínimos- para no molestar más de la cuenta a los novios que a punto estaban de entonar el sí quiero en el santuario del morenito.

Por delante aún restaban más de tres horas de fiesta que siempre estuvieron amenazadas por el mal tiempo; el plato fuerte de una agenda que se armó alrededor de cinco DJ y la actuación de Maikel de La Calle. Carreras que acabaron con un resbalón en el interior de un charco, risas polvoreadas en múltiples variedades cromáticas y mucha diversión. El objetivo con el que nació A Todo Color Fest se cumplió de sobra: buen rollo en un festival sin alcohol y sustancias estupefacientes. La explosión de color se aguó con el "chipi-chipi" lagunero.