La llegada del frío se está haciendo de rogar y nos tiene a todos expectantes, no solo para saber cómo vestirnos, sino también por cómo vestir los hogares. Nos planteamos cambios en los accesorios, caso de cojines, cortinas, cristalería, ropa de cama, y en todo aquello que nos pueda hacer pensar que nos encontramos en la temporada de Otoño/ Invierno.

Antes de que las temperaturas desciendan de un día para otro podemos ir planteándonos qué colores serán los que usaremos en esta ocasión. Más allá de lo que es tendencia hagámoslo según lo que el estado de ánimo nos pida y lo que nos apetezca comunicar.

En un catálogo cromático podemos jugar con todos los colores, sin embargo debemos estar pendientes de lo que cada uno refleja.

Partiendo de los neutros, el blanco es siempre un acierto. La unión de todos los colores nos hace crear un ambiente donde la iluminación nace en esos puntos. Llevado a las paredes o a los verticales -chales de las ventanas, visillos o cortinas- harán que el espacio sea brillante y amplio. En un punto concreto, como mobiliario o tapicería, trasmitirán serenidad y tranquilidad. Los colores que, aunque parezca paradójico no son colores, además nos garantizan que estarán siempre acorde con la moda.

El negro por mucho tiempo que pase siempre estará de actualidad. Sin embargo el riesgo que corremos es que al ser oscuro, solemne, formal y misterioso puede llegar a cansar. Si nos decantamos por usarlo antes tenemos que valorar si estamos dispuestos a que absorba casi toda la luz. Tal vez puede parecer una visión negativa, sin embargo si ponemos como ejemplo a los interioristas más prestigiosos observaremos que es el tono por excelencia, llevándolo incluso a los vidrios teñidos. Será cuestión de gusto y conocimiento el juego que presten los colores que le rodean y los lugares donde se coloquen.

Decantándonos por los que surgen de la mezcla del blanco y el negro, el gris es absoluta tendencia. Casi como evocando a la piel del tiburón, la sobriedad que aporta nos proporcionará un ambiente elegante y sofisticado. Llevado a moquetas, alfombras y pavimentos, ayudará además a resaltar cualquier pieza que soporte. En estancias de trabajo conseguirá reflejar valores intelectuales, mientras en los hogares precisará de tonos alegres que procuren calidez.

Hasta hace bien poco, cuando queríamos ser optimistas nos lanzábamos al amarillo en todas sus versiones, desde el que tiende hacia el más quemado, acercándonos a los sepia, hasta el más suave, bajo la tonalidad avainillada, o el más vivo, que sólo usaremos en un testero o complemento puntual como cojines, jarrones, estanterías aunque la intensidad cambie nos dará energía sin ser agresivo, además se considera un color inspirador y creativo. Hoy en día, el abanico del color del sol llega hasta el atardecer. El naranja se impone por ser ardiente, vital y dinámico. Se puede llevar a casi cualquier lugar, aunque si te decides por pintar alguna pared del color que invita a una tertulia, lo ideal es colocarlo en espacios entendidos para reuniones y si, además, te gusta que tenga intensidad, concéntralo en un solo testero.

Llevando los colores cálidos al extremo sin duda el rojo es el color de la pasión, tanto negativa como positiva. Demuestra fuerza en la vivienda y nos orienta sobre la personalidad de quien la habita. Aunque haga una estancia viva procuremos que contrarreste con el resto de la decoración. Los colores tan intensos se suavizan con la mezcla del blanco, eso sucede cuando, partiendo del rojo, hacemos uso del rosa. Se presta para una habitación infantil, hoy lo relacionamos con el tono más femenino sin embargo al ser un color decidido y fuerte, en otros tiempos se entendía como masculino. La ternura que regala ha hecho que se imponga en la decoración de interiores, jugando con toda la paleta.

Los fríos también se pueden suavizar con los blancos como sucede con el celeste, que en tejidos se consigue con estampados diminutos en el tono más fuerte con el color neutro, como sucedería con las telas jaspeadas o en la propia tintada si se pretende una base sin tanto movimiento. Los azules son sobrios y relajantes, invitan al descanso. Cuando empezamos a "ensuciar" los tonos y este tiende al verde produce un turquesa agradecido que funciona muy bien con muchas tonalidades, permitiendo llevarse a prácticamente cualquier estancia. El verde, como color de la naturaleza trasmite seguridad, esperanza y paz. La sobriedad que tiene lleva a neutralizar el circulo cromático. Piezas de este color son muy recomendables en baños por el carácter refrescante y curativo que lleva impreso. Si con este color nos trasladamos hasta lo más profundo de la vegetación el color marrón hará un buen matrimonio con el tono de las hojas y la hierba, tiene tantas variedades como tintes seamos capaces de aportar. Es fiel reflejo de la abundancia y la protección, son agradecidos en cualquier tipo de objeto, textura y para cualquier lugar. Los tierra, topo, rojizos o arena los veremos en velas, telas, mobiliario incluso en mantelerías. Seguramente, de los colores entendidos como tal, es de los más versátiles.

La psicología del color dará pistas sobre nosotros. Los tonos de tu casa hablan de ti.