En cuanto José María Pérez "Peridis" recurrió al chiste de Gila en el que el humorista y dibujante barcelonés no quería asumir su condición de lisiado ("yo no soy cojo, lo que pasa es que me fusilaron mal", repitió) el público que asistió anoche al Espacio Cultural CajaCanarias de la capital tinerfeña para vivir en directo el último episodio de "El mundo que queremos" percibió que se lo iba a pasar bien.

"Aquí los dejo con dos grandes parlanchines", se atrevió a vaticinar Fernando Delgado, moderador del debate entre José María Pérez "Peridis" y Manuel Álvarez Junco, sin advertir que ese combate lo iba a ganar por "knock-out" el primero. Al arquitecto, dibujante y novelista cántabro no le costó demasiado entrar en situación. "Lo de Donald Trump es la mayor broma en la historia de los Estados Unidos... Él no quería ser presidente. Su único fin era acumular poder y popularidad al más puro estilo Gil y Gil, pero a este zángano le han dado la presidencia", criticó "Peridis" mascullando una pregunta. "¿Y ahora qué hacemos?... Eso es lo que se están cuestionando ahora mismo millones de personas". En ese punto no dudó en presagiar que "creo que en lugar del ciclo del miedo vamos a sufrir el ciclo de los chantajes", denunció poniendo nombre y apellidos a los principales actores de la trama que acaba de nacer en suelo yanqui. "Tanto el The New York Times como el The Washington Post se han convertido en unos periódicos provincianos que no tienen incidencia más allá de esas ciudades, diarios que continúan perdiendo poder frente al potencial imparable que crece en las redes sociales", sentenció.

Álvarez Junco se apoyó en la idea anterior para reflexionar sobre la teoría de que "el humor se ha diversificado mucho ante lo que proponen las televisiones, internet y las redes sociales... Lo de Trump es el ejemplo más impresionante de este cambio de tendencia que se está produciendo". Eso sí, los tres protagonistas de una cita que se incluyó en la agenda del Otoño Cultural están convencidos de que "de una forma u otra, el papel volverá a tener algo que decir... Lo que no sabemos aún es cómo, pero la prensa tradicional seguirá cumpliendo con su cometido".

"Peridis" tiró de la compasión ahorrada de Freud para justificar el valor terapéutico del humor... "Si se sabe usar puede ser beneficioso, incluso, para una buena digestión". "¡Manuel, aprovecha para hablar algo!", recomendó Delgado al ver que "Peridis" se había ganado la complicidad de la clientela a golpe de chistes. "Para mí El Roto es el mejor... Una vez nos llamaron a un debate, pero Forges no vino y apareció dentro un plasma... Aquello parecía una intelequia: Forges es Forges", ironizó.

Álvarez Junco expuso que "una de las cuestiones de actualidad está vinculada con el hecho de que no sabes dónde aparecerá la caricatura que aparece en un periódico que aparentemente no ven más de 20 mil lectores... El problema es que ese mismo dibujo salta a un escenario mucho más global y es ahí cuando se puede originar un conflicto como el que vivimos con el semanario Charlie Hebdo", rescató en un instante de su intervención, en el que hablo del grado de oportunismo y responsabilidad que tiene un caricaturista.

En esa intersección fue cuando "Peridis" tiró con fuerza de un posicionamiento más cívico para tratar de poner límites a las cosas. "En una redacción tiene que haber un tipo con un rifle que no permita que pasen esas cosas, es decir, si sabes que hay mucha gente que se va a sentir ofendida por la representación de Mahoma, ¿para qué los encabronas?". Sintetizó José María Pérez "Peridis" al tiempo que Álvarez Junco argumentaba que "en el humor las señales de prohibido el paso hay que saltárselas con inteligencia, pero sin provocar conflictos".