La libertad e independencia creativas son dos de las ventajas que ofrece el cortometraje a los realizadores, un género en auge debido a la proliferación de festivales especializados en ese formato y a su capacidad por aunar a distintas generaciones de cineastas y técnicos, ha sostenido Gracia Querejeta.

Esta guionista y directora de cine y televisión, que recoge hoy el Águila de Honor en el Festival Internacional de Cortometrajes de Aguilar de Campoo (Palencia), ha recordado en una entrevista con EFE que este género "nunca fue menor" aunque estuviera vinculado a la gente que empezaba, ni ha sido el "hermano pequeño" del cine pese a que se proyectara en las salas antes de los largometrajes.

"Hay muchas generaciones trabajando en metrajes distintos y ahora el cortometraje ha cogido más fuerza y más auge que nunca", ha insistido.

Como guionista y directora en ambos registros, afirma que se siente cómoda en cualquiera de los dos siempre que tenga la historia "interiorizada, bien planificada y trabaje con la gente adecuada" para cada proyecto.

Para la directora de "Siete mesas de billar francés" y "15 años y un día", la diferencia estriba en el presupuesto y en la historia que se quiere contar, ya que hay relatos que se pueden contar "en quince o veinte minutos y otras que necesitan más tiempo", ha matizado.

Por esta razón, sus ideas ya tienen metraje antes de tomar forma en el papel, y cuando decide escribir un corto es porque quiere hacerlo y cuando redacta un largo es porque "la historia es para un largo", como sucede con el ultimo proyecto que tiene entre manos, que "no se podría hacer en diez minutos".

Pero reconoce que el corto le proporciona "mucha satisfacción por la sensación de libertad", dado que son mucho más variadas que en los largometrajes.

Y comparte también con muchos otros profesionales la opinión de que ese género "es el verdadero cine independiente español", frente a la dependencia financiera de las televisiones, dos privadas y con una línea editorial en la que hay que "encajar" para que participen en el proyecto, y una pública sin apenas presupuesto para el séptimo arte, según explica.

"Hay mucha más flexibilidad y mucha más independencia a la hora de realizar un cortometraje que un largometraje. El corto es un mundo diferente que me proporciona más sensación de libertad", ha resumido.

Así lo ha demostrado en trabajos como "Fracaso escolar", "Domingo" o "Cordelias" con el que logró el premio del público y el del jurado sénior del Festival Internacional de Cortometrajes de Aguilar de Campoo.

A este certamen le guarda "mucho aprecio", en el que ha participado en varias ocasiones con sus cortometrajes o involucrándose en alguna de las actividades paralelas, por eso ha reivindicado la importancia de este tipo de festivales como "plataforma de promoción".

"Son esenciales porque es la primera manera de mostrar nuestro trabajo. Si no existieran festivales como el de Aguilar de Campoo, sería muy complicado que se vieran nuestros cortometrajes", ha reflexionado acerca de convocatorias que suelen resultar "más cómodas y amables" para los directores".

Dispuesta a "pasarlo bien", esta noche recogerá en la gala inaugural del festival su galardón honorífico, un premio que recibe con "mucha ilusión" por la cercanía que a lo largo de los años ha mantenido con este certamen.

Desde hoy, este premio se suma a un palmarés en el que hay Conchas, Espigas, Biznagas y Goyas para laurear una trayectoria profesional y la mirada particular de esta cineasta, que bromea con un "ya me gustaría" al responder a la pregunta de si todo lo que toca se convierte en premio.

"Lo que pasa es que en el currículum solo se ponen los premios, pero no los ''no premios'', ni las decepciones, ni las veces que te quedas con la miel en los labios", porque una carrera de más de veinticinco años "da para mucho cine, en corto y en largo", ha concluido.