Ahora que tenemos la suerte de contar con una pequeña colección de piezas únicas de Dalí en el Círculo de Bellas Artes de Tenerife, parece una buena ocasión para abordar otra de las facetas del genial artista. El surrealismo de Dalí no se quedó solo en sus lienzos, esculturas y en la imagen que logró crear de sí mismo, sino que también se convirtió en piezas únicas de arquitectura.

Analicemos el universo del Teatro-Museo Dalí. Se sitúa en Figueras, su ciudad natal, en un edificio que había sido destruido casi completamente durante la Guerra Civil. Originalmente diseñado por el arquitecto Roca i Bros, un incendio en 1939 lo dejó convertido en ruinas fantasmagóricas.

El lugar tenía un especial significado para Dalí, pues en aquel teatro, cuando aún era un artista amateur, alguien le dio la oportunidad de exponer por primera vez.

Muchos años después, un alcalde, Ramón Guardiola Rovina, un abogado amante del arte, al que le parece extraño que Figueras no hubiese hecho nada por su hijo más ilustre, invitó a Dalí a regalar una pintura al museo municipal. Dalí le respondió con un reto mayor, le dijo que por qué no crear un museo dedicado a su obra. El alcalde aceptó el desafío y entre los dos se pusieron a trabajar en una idea sugerida por Dalí: tomar como sede el abandonado teatro de la ciudad por el significado emocional que tenía para él.

"¿Dónde, si no en mi propio pueblo, el más extravagante y sólido de mi trabajo perdura, ¿dónde si no aquí? El Teatro Municipal, o lo que quedaba de él, me pareció muy apropiado, y por tres razones: primero, porque soy un pintor eminentemente teatral; Segundo, porque el teatro está justo enfrente de la iglesia donde fui bautizado; Y tercero, porque fue precisamente en la sala del vestíbulo del teatro donde di mi primera exposición de pintura".

Hoy en día el Teatro-Museo Dalí es el objeto surrealista más grande del mundo. Un increíble edificio que transmite todo el imaginario de Salvador Dalí. El exterior del edificio conserva su aspecto neoclásico, pero la fuerte ornamentación daliniana y los surrealistas huevos reflejan su excentricidad. Dalí tuvo la suerte de hacerse su propio homenaje en vida, y colaboró estrechamente con todos aquellos que trabajaron para el museo. Particularmente se hizo muy amigo del arquitecto Emilio Pérez Piñero, que proyectó la espectacular cúpula transparente en látex que domina el edificio.

Realizar el proyecto necesitó mucho tiempo, por problemas con los vecinos de la ciudad que no querían el museo y por problemas burocráticos y financieros. Finalmente se abrió al público a finales de 1974. Hoy por hoy, según The Art Newspaper, el Teatro-Museo Dalí fue el tercer museo más visitado en España en 2014, con más de un millón y medio de visitantes.

Cada espacio del museo es una obra de arte, con peculiares combinaciones de materiales. Dalí se dedicó a la tarea de crear su propio museo durante más de una década, diseñando los más pequeños detalles. Dalí creó un lugar para descubrir a Dalí, provocativo y completamente encantador.

En los muros del antiguo teatro, los maniquíes nos reciben entre los restos de las vigas quemadas, monstruos, bajorrelieves y lavabos metafísicos que parecen ángeles. Cuatro parterres forman la letra "G", de Gala, su musa. Hay detalles arquitectónicos moriscos: Dalí decía que sus antepasados descendían de los moros que invadieron España en 711, y que de ahí venía su amor por las cosas doradas excesivas y orientales.

El museo está lleno de huevos. Dalí conecta el óvulo con lo prenatal y lo intrauterino, usándolo para simbolizar la esperanza y el amor. Los panes amarillos también adornan el exterior del edificio carmesí, recordándonos enseguida que estamos en la casa de un surrealista y en catalán, donde la bandera es carmesí y amarilla. Durante sus primeros años dentro del movimiento surrealista, Dalí buscó un objeto que encarnara una serie de conceptos y problemas que le preocupaban a él y a otros surrealistas. Que el artista escogiera el pan como una especie de dispositivo personal o emblema, similar a su famoso bigote, apunta a una aguda conciencia del potencial del arte y la personalidad del artista, para convertirse en un objeto de consumo masivo. También era un artista del marketing.