Mucha figura y marinas son quizás las principales novedades temáticas que el artista tinerfeño Miguel González (Santa Cruz de Tenerife, 1961) incluye en la colección de acuarelas que presenta, hasta el próximo 14 de diciembre, en la sala del Círculo de Amistad XII de Enero de Santa Cruz de Tenerife.

Este pintor, que expone su trabajo cada dos años coincidiendo con las fechas navideñas, es un virtuoso de la difícil técnica de la acuarela, en la que demuestra su calidad a través de las cuarenta piezas de diversos formatos que reúne en la capital tinerfeña, muchas de ellas con motivos novedosos si se considera su habitual producción.

Este miembro de la Asociación de Acuarelistas Canarias se caracteriza por practicar un estilo figurativo, con una pintura limpia, llena de matices y detalles, sin muchas estridencias coloristas.

"Me gusta siempre hacer una exposición variada porque es el resultado del trabajo de dos años. Todas las obras son acuarelas, aunque en otras ocasiones he metido otras pinturas con óleo, pastel o dibujo, porque sobre todo me gusta utilizar el grafito".

La variada colección que da a conocer Gómez está integrada por varias marinas, que no suele abordar con mucha frecuencia, paisajes urbanos, la mayoría de La Laguna y de Santa Cruz, y de la naturaleza tinerfeña, muchas de ellas evocaciones de los campos de Tacoronte, además de varias pinturas de temas orientales.

"La marina es un género que no suelo trabajar con mucha frecuencia, en la que meto la figura que normalmente no se suele utilizar en la acuarela".

También incluye temas vegetales, como una penca y varias flores, dos desnudos y varios temas orientales, que son figuras. "La odalisca" es un desnudo de una mujer tumbada en un sofá con un tapiz. Otro se titula "El guardián del tesoro", un árabe sentado en un baúl con una espada en la mano y el otro es un verdugo.

Asimismo, destacan por su realismo una rosa, muy etérea, de cuyas hojas penden una gotas de agua, una verdadera filigrana, o unas manos sobre un calado en las que destacan la fidelidad de sus arrugas y de unas venas muy marcadas por las que se "siente" que circula la sangre. Es un montaje que refuta el dominio de las transparencias y de la técnica del enmascarado por parte del artista.

La realización de estas obras refleja que ha sido un proceso muy laborioso para conseguir plasmar todos los detalles que encierran. "La principal dificultad siempre es la superación, que uno nunca se queda contento con lo que hace, yo por lo menos. Me exijo mucho. Siempre llegas al límite que te pones, pero siempre quieres llegar a más. Es la única forma de superarse uno".

Este artista considera la obra que expone en Santa Cruz "una colección de sentimientos. Cuando pinto, ves el sitio y haces un pequeño apunte pero luego te olvidas. El apunte es para recordar lo que sientes cuando lo ves, pero me gusta mucho trabajar la atmósfera, darle esa atmósfera romántica que tienen los cuadros que hago".

La realidad demuestra que este consagrado acuarelista, que practica una técnica pictórica no demasiado utilizada actualmente en las Islas, busca en su obra no solo evocar un sentimiento que ha vivido, sino dotarla de la luz exacta que exige la composición, sin desgarros coloristas, y siempre con la intención de conseguir transmitir el espíritu que habita en cada pintura.

Miguel

González

artista plástico