Xavier Cugat la apadrinó artísticamente cuando era una niña, ha sido azafata del programa "Un, dos, tres... responda otra vez" y representó a España en una edición de Eurovisión que se celebró en la ciudad suiza de Lausana interpretando la canción "Nacida para amar". "El teatro es mi hábitat preferido", asegura la también exdirectora de la Academia de Operación Triunfo, y desde hace seis años, protagonista del musical "Mamma Mia!", que mañana se reestrena en la Sala Sinfónica del Auditorio de Tenerife. "Los que ya han visto varias veces este espectáculo volverán a sus casas sintiendo las pequeñas sutilezas que hemos sumado a este proyecto", avanza la actriz y cantante catalana Anna María Agustí Flores, conocida popularmente como Nina.

¿Cómo afronta su primera experiencia artística en la Isla?

Tenerife fue una plaza que no pude visitar en la anterior gira por Canarias y siempre me quedó la pena de no sentir los latidos de un público que aún desconozco porque nunca he tenido la oportunidad de actuar en la Isla. Estoy deseando que llegue el momento de estar cara a cara con esta audiencia.

¿Además de su presencia, qué otros cambios percibirán las personas que mañana acudan a la Sala Sinfónica del Auditorio de Tenerife?

El musical no se puede alterar porque la franquicia no permite modificar ni un solo milímetro la idea original, pero la compañía es completamente nueva. El teatro es algo vivo que hacen los actores y los que viajan a Tenerife se muestran por primera vez ante un público que espera ver lo mejor de ellos. Los que vayan sentirán que este "Mamma Mia!" es más maduro y eso es algo que perciben con claridad las personas que ya lo conocen.

¿Pero es posible mejorar algo que está tan estudiado, que se mueve por un código casi matemático?

Siempre hay margen de mejora, pero cuando empezamos a ensayarlo por cuarta vez Paul Garrintong, que es el director internacional de este musical, me hizo una reflexión que engloba el sentido de este espectáculo. Me confesó que en los 16 años que llevaba al frente de "Mamma Mia!" había crecido como director y que teníamos un pequeño margen de libertad, que está asociado a la creatividad de cada uno de los actores, para que esa maduración se hiciera visible en cada función.

¿Lo que trata de explicar es que los auténticos especialistas notarán esos matices?

Yo las llamaría sutilezas... Los que han visto el musical en repetidas ocasiones, porque eso es algo que no cansa, se quedan con la sensación de que este proyecto tiene algo distinto que está asociado con su alma: los personajes no están tan caricaturizados, sino que son más reales.

¿Además de la música de ABBA, que siempre es una apuesta ganadora, qué tiene este musical que lo convierte en apetecible?

Una de sus virtudes es que nos genera buen rollo, y cuando digo "nos genera" incluyo en esa ecuación a los intérpretes y a las personas que acuden a la llamada de "Mamma Mia!". Cada puesta en escena es mucho más que sentir un subidón efímero. Es como una llama que remueve tus emociones internas con una gran facilidad; algo que te sacude y hace que quieras volver a verlo otra vez. La sensación permanente no existe, pero "Mamma Mia!" se acerca a ese ideal de perfección.

¿Cómo valora que desde hace unos años sean los musicales los que giran por toda España y no los aficionados los que inevitablemente viajen a Madrid o Barcelona para disfrutar de ellos?

Eso es algo que hoy todos debemos agradecer a las productoras como Stage Entertainment que realizan un esfuerzo económico tremendo por organizar una gira. Eso conlleva un riesgo enorme porque el musical es un género caro. Fidelizar a un público es una tarea compleja, pero si encima existen condiciones económicas que lo ponen algo más difícil, lo más sencillo es no seguir intentando una aventura que sabes que puede tener unas malas consecuencias. Stage en lugar de rendirse ha incidido en una apuesta artística arriesgando su capital. El musical no es algo que podamos entender como nuestro, lo más parecido es la zarzuela, pero lo hemos tenido que adoptar y adaptar. Y eso no se consigue de la noche a la mañana.

¿La gira se convierte en especial cuando existen unas navidades de por medio?

Los artistas perdemos la perspectiva de lo que supone para un espectador celebrar unas navidades acudiendo a una obra de teatro o a un musical... Llevo 35 años ejerciendo este oficio; 35 años sin poder celebrar las navidades en familia. Si me preguntara ahora mismo qué es lo que menos me gusta de esta profesión le diría que son este tipo de ataduras. No porque tenga que trabajar, que yo estoy acostumbrada a hacerlo cuando otros están de fiesta, sino porque hay fechas en las que me apetece quedarme en casa con los míos. Yo no iría nunca a un teatro el día de Navidad, aunque entiendo que haya gente que lo haga. Eso sí, el hecho que lo comprenda no significa que lo comparta. Llegados a este punto, no puedo ocultar que yo disfruto viendo cómo otros se entretienen con mi trabajo...

Usted ha demostrado ser una artista polifacética, ¿pero no hay lugares en los que se siente más cómoda que en otros?

El teatro es mi casa; cuando entro en uno tengo la sensación de entrar a la casa de mis padres. Soy un "animal" del directo y eso no se consigue alejándote de los escenarios. Yo podría vivir sin hacer televisión y otras cosas, pero me costaría permanecer con vida sin hacer teatro. Amo con locura a "Mamma Mia!" porque me ha regalado vivencias únicas, pero este es un oficio en el que en cuestión de segundos tienes que poner una cara amable y otra más amarga.