Sólo un día separó la muerte de la hija y la madre. El 23 de diciembre Carrie Fisher sufrió un infarto masivo durante un vuelo entre Londres y Los Ángeles, donde falleció el 27; el 28, Debbie Reynolds, fue víctima de un ictus cerebral cuando preparaba su funeral. Sus nombres ya quedaron asociados para siempre a hitos memorables de la industria del espectáculo y a la historia triste de Hollywood.

Carrie (1956-2016) tuvo un debut prometedor como pareja del joven Warren Beatty en "Shampoo" (1975), y una intensa carrera -más de ochenta películas y trabajos televisivos- con resultados irregulares, incluso mediocres. De los baches la salvó su participación como la princesa Leia Organa en "Star Wars", la exitosa serie de George Lucas estrenada en 1975 y sus secuelas, que mantuvieron intacta su fama y reactivaron el fervor de sus fans, tres décadas después, con "The force awakens" (2015) y el octavo episodio "Rogue one", actualmente en cartelera.

"La princesa Leia" fue también una solvente novelista que, con argumentos de inspiración biográfica, describió con desgarro sus adicciones y luchas contra el alcohol y las drogas, y, además, una guionista notable, requerida por prestigiosos directores, que triunfó plenamente con "These Old Broads", producida y dirigida por Mattehw Diamond y estrenada en 2001 con un reparto de lujo -Elizabeth Taylor, Shirley MacLaine, Joan Collins y su propia madre- en la que cuatro reinas del celuloide mostraron sus ilusiones y nostalgias otoñales en claves de humor y ternura.

La tejana Debbie Reynolds (1932-2016) se dio a conocer en 1948 y, cuatro años después, con "Cantando bajo la lluvia" -la producción de Stanley Donen, Mateo Sassoni y Gene Kelly, interpretada por éste y Donald O''Connor- se convirtió en una de las estrellas más populares y queridas de Estados Unidos. Setenta años de trabajo ante las cámaras -como protagonista, secundaria y meros cameos hasta 2012- y títulos de tanta proyección como "La conquista del Oeste" y "Molly Brown siempre a flote" le hicieron sitio en la tarima de los monstruos hollywoodenses a los que la Academia dejó sin el ansiado Oscar. Ahora, como dijeron sus familiares, demostró que también se puede morir de amor y que cumplió su deseo de acompañar a su hija allá donde fuera.