La historia personal de Oliver Laxe está cargada de experiencias, pese a tratarse de un director muy joven. De origen gallego como hemos mencionado, puede considerarse ciudadano del mundo, y el escenario de sus dos obras nos remite a Marruecos, un destino al que lo une un vínculo personal y en el que encontró los apoyos para llevar a cabo sus proyectos.

Oliver, podemos afirmar que el éxito te ha acompañado desde tus comienzos, lo que no es habitual en el ámbito creativo y especialmente en el cine. ¿Cómo gestionas este éxito? ¿Existe alguna clave que te gustaría destacar de tu trabajo que explique esta aceptación unánime?

La verdad es que necesito hacer películas y esto ocupa toda mi cabeza, estoy centrado en eso. Me gusta mi trabajo y mi naturaleza obsesiva hace que la motivación de hacer una película sea sobre todo porque lo siento como mi misión, lo que me gusta hacer y es para lo que he trabajado. El éxito es relativo. Cuando hago una película pongo mi vida en una nueva perspectiva. El cine sirve para hacer a la persona más libre, es una herramienta para ser más libre. Hay una relación entre el grado de sensibilidad, de libertad y de clarividencia. No hay libertad sin clarividencia. Además ¿qué es el éxito? Mi objetivo es cada vez ser menos idiota y no el éxito. El éxito es ser una persona más equilibrada y utilizar el cine como una herramienta de descubrimiento. Eso es lo que intento. ¿La clave de mi trabajo? El trabajo. Soy una persona muy comprometida, intento trabajar con el máximo rigor. "Mimosas" es una película que ha costado cinco años hacer, con sacrificios, viajes, lectura, pelea. Pero cuando uno pone una buena intención siempre hay un resultado, esa es la clave. El éxito puede ser más visible o no, no tiene por qué ser un resultado material. Durante el rodaje creíamos que la película podría ser un "Titanic", un fracaso, y hubo momentos frágiles. Me decía a mí mismo que si la vida me estaba dando una bofetada, ello me haría crecer. En realidad hasta un obstáculo, un accidente, puede hacerte crecer, por lo que si la película hubiese sido un fracaso al menos me haría madurar.

Tus películas cuentan con producción nacional, pero también extranjera, concretamente francesa, marroquí y catarí, y los escenarios de tus películas nos trasladan a Marruecos. ¿Hay alguna razón especial o vínculo que te una a este país?

No tuvimos dinero francés al final. Que "Mimosas" sea una coproducción es algo muy propio en estos tiempos. En realidad el cine es un trabajo de equipo, hay que coproducirlo entre varias personas y países. La cultura es fruto de varias personas e identidades. Es normal que mi película tenga coproducción extranjera. Más que ciudadano del mundo soy un extranjero, un viajero, alguien que ve las cosas desde fuera. Es la posición del artista, porque es desde fuera desde donde se observan mejor las cosas. Marruecos, España, país, son palabras que me gustaría trascender. En Marruecos he encontrado la continuidad con los valores de mi familia y de mi tierra en Galicia: humildad, la sensación de órbita, de sentirse pequeño y agradecido por la existencia. Mi vínculo ha sido degustar una serie de mitos que están ya en mi propia cultura.

Acabas de recibir un reconocimiento por tu labor de difusión del cine gallego. ¿Qué señas de identidad existen en tu cine que nos remitan a tus orígenes?

Ya lo he dicho antes. El gesto de los personajes de "Mimosas" es un gesto de aceptación y abnegación de lo que el camino les da. Los personajes reciben la misión de llevar el cuerpo de su maestro a su destino y lo aceptan con dulce sumisión, son personas con fe, porque ellos saben que lo que les ofrece el camino es lo mejor, aunque sea un obstáculo, un accidente. Yo he vistos gestos así en mi linaje familiar, soy de familia campesina y he oído muchos relatos de abuelos y bisabuelos que han sufrido en su vida, pero que han llevado ese sufrimiento con mucha nobleza y dignidad. Han aceptado su destino. En el choque entre tradición y modernidad creo que hemos perdido la aceptación. Creo que hay una respuesta infantilista a los obstáculos, se cree que se pueden controlar la vida y la naturaleza, por tanto cuando surgen obstáculos verdaderos, no hay recursos para enfrentarse a ellos. Uno de los personajes de mi película sabe que va a morir, se baja del caballo y mira al espacio para decir "aquel sería un buen sitio para una siesta". Todos saben que va a morir. Y él a la muerte la llama siesta, porque tiene la certeza de que es inmortal, eterno, su alma es perenne.

Llegar a competir en Festivales Internacionales como Cannes y en secciones de tanto prestigio supone una labor de gestión y promoción complicada. ¿Algún truco que quieras compartir con futuros directores o solo es cuestión de trabajo promocional?

No podemos promocionar nuestro cine todo lo que querríamos, ese es el problema del cine con alma. A veces hay una relación entre alma y falta de dinero, verdad y sombra. Las películas más desalmadas son las que tienen dinero para promocionarse. Desgraciadamente hay una relación entre el grado de promoción y el número de espectadores. Si "Mimosas" hubiese contado con dinero para promocionarse en teles, o vallas y carteles, tendríamos la fortuna de hacer más gestión de promoción. Yo diría que este cine frágil hay que acompañarlo, pelearlo, defenderlo. Es un cine que se hacía antes. El espectador no está acostumbrado y hay que hacer un acompañamiento de la película. El público no es hierático, es algo orgánico que se genera entre todos: artistas, medios de comunicación, generadores de contenidos, distribuidores, exhibidores, directores de cadenas. Hay que ir sumando espectador a espectador en esta cruzada en la que estamos todos intentando tener una comunidad más sensible y más libre. Hay que recordarles que el cine no es algo que haya que entender, sino sentir, sobre todo con la piel. Es lo que le pido al espectador con mi película, nuestra sociedad es demasiado cartesiana, privilegia más la cabeza y abusa de ser demasiado crítico y hacerse preguntas sin permitir que las imágenes nos rasquen el alma, nos acaricien y nos hagan cosquillas. Hay que dejarse llevar de la misma manera que cuando estamos delante de un paisaje permitimos que nos llegue y habite en nosotros meses y meses.

Has comentado en alguna entrevista que ya has sido tentado para dirigir algún gran proyecto internacional. ¿Puedes comentarnos de qué se trata?

¿Internacional? Sí, me han planteado algunos proyectos, pero yo tengo que seguir cogiendo el camino difícil, el mismo camino que esta caravana de "Mimosas", que atraviesa montañas cuando podría ir por un camino más sencillo. Es mi consejo a jóvenes realizadores. Obviamente me han ofrecido proyectos con más presupuesto, atractivos. Pero yo hago las películas que tengo en el estómago y en el corazón. No me han convencido hasta ahora. Hay que ser honestos y no mentirse a uno mismo. Y digo esto y no sé si yo lo estoy haciendo, pero creo que voy a seguir haciendo mis propias películas.

¿Qué tiene "Mimosas" o qué es lo que cuenta para conseguir despertar las mismas sensaciones y el mismo éxito en la crítica de todos los festivales en los que se ha presentado?

Invisiblemente, el espectador, lo que más agradece de cualquier obra de arte es sentir la libertad, la hegemonía del realizador. Preguntarse de dónde viene este autor, qué ha tenido que hacer para conseguir esta obra en este mundo donde es tan difícil conseguir contenidos poéticos y con alma. Ya no se hacen estas películas, existen en la historia del cine, pero apenas se hacen. Creo que lo que fascina del artista a la sociedad es su locura, su visión y su falta de compromiso con el ruido y la tontería.

¿Se ha presentado ya en cines en otro países? ¿Cuándo podremos verla en España?

En España estrenamos esta semana, el día 5, en unas 20 salas. Se ha presentado y vendido en una docena de países. En febrero se estrena en Canadá y en marzo en México y también en EEUU. En Francia se proyectó el pasado septiembre con 50 copias y 9 semanas en cartelera. El objetivo es que en España se exhiban cada vez más este tipo de películas que garanticen un equilibrio y variedad determinante en el estado de salud de la cinematografía.

¿Algún proyecto próximo que quieras compartir con nuestros lectores?

Me apetece hacer una película en Galicia, ambienta alrededor del fuego y la pirotecnia. Un pirómano que vuelve a su casa tras 3 años encarcelado y hace vida en el campo con su madre y cuatro vacas.

Canarias es uno de los escenarios más atractivos para la producción de películas tanto por sus localizaciones como sus ventajas fiscales hacia el cine. ¿Conoces alguna de ellas? ¿Alguna posibilidad de que nos visites?

Canarias es un plató cinematográfico de belleza escandalosa. Acabo de visitar Lanzarote por primera vez cuando acudí a una muestra de cine en ese espacio de resistencia maravilloso, como es la sala Buñuel. Muy contento de haber visto un púbico tan despierto. Las islas son muy potentes y los sentimientos que he tenido son los mismos que visitando Marruecos. Parece que uno asista a la creación del Universo. En paralelo con la película en Galicia estoy desarrollando una "road movie" psicodélica, una especie de Mad Max con punks franceses que buscan una fiesta en el desierto. El viaje los llevará de Francia a España pasando por Marruecos y Mauritania y he pensado que alguna de sus secuencias podría rodarse en los desiertos de Canarias, aprovechándonos de esa belleza y del saber hacer de la producción canaria.