La artista icodense Ana Coloretes (Ana Pérez Luis-Ravelo en el DNI) manipula los recursos plásticos que le interesan para resaltar lo que quiere transmitir en su obra. Así lo demuestra en la quincena de collages que exhibe, en el Instituto de Estudios Hispánicos del Puerto de la Cruz, hasta el próximo 15 de febrero, con el título "Daguerrotipos y otro montón de ruidos".

La colección reúne una quincena de piezas, de mediano y pequeño formato, en los que la autora ha volcado un discurso que evoca el paso del tiempo, con algunos miembros de su familia como protagonistas. El trabajo, que tiene cierto aire surrealista, es un combinado de técnicas en las que predominan el dibujo, las tintas, la fotografía, textos y la impresión digital sobre lienzo y madera.

"Mi obra, que juega con el concepto del tiempo, disfruta también jugando conmigo", asegura y aclara que ha utilizado para esta serie "parte de fotos antiguas de la familia, telas recortadas y escaneadas y, a veces, dibujos encima de los collages".

Coloretes, nombre artístico de la pintora, que estudió Bellas Artes en la Universidad de La Laguna e imparte la asignatura de diseño gráfico en la Escuela de arte y Superior de Diseño de Gran Canaria, reconoce que con esta colección "quería hablar del paso del tiempo, de esa parte en la que se mezclan los recuerdos con lo que se está viviendo ahora, y que está pasando a la vez".

Todos los personajes que habitan los cuadros son personas muy cercanas a la artista, su abuela, su abuelo, sus tíos, su madre, instantáneas que han sido impresas digitalmente y recortadas según la intención perseguida y que ha dado como resultado montajes que "hablan" de la fragilidad de la vida.

"Esta serie salió a partir de un libro de poesías de mi abuela que sirvió para ilustrarlo y para hacer la portada. La idea era reflejar todo ese mundo femenino de mi abuela, los hijos, el papel de la mujer en esa época. Establezco desde mi punto de vista lo que he podido interpretar de lo que sucedió en aquellos momentos a través de fotografías, la parte más sutil según lo que me han ido transmitiendo ellas".

La propuesta de Coloretes juega con la memoria y con los recuerdos a los que da color a través de flores como la rosa, presente en casi todas las piezas, en algunas de las cuales incluso se sale del marco. También ha insertado una especie de nubes hechas de papel transparente, o con poemas de su abuela que han sido recortados con los dedos, y fondos con rayas blancas y grises, además de colores verdes, azules y muchos rosas.

"Es una forma de reflejar cómo se rompen las cosas, la fragilidad, cómo se estropean y el encanto que tienen a la vez (...) Retroceder en el tiempo y beber de mis raíces me lleva a inventar una visión de lo ancestral. Y les pongo cara a todos esos momentos, todos esos recuerdos, emociones, olores y aromas sin distinguir entre los reales y los inventados".

Ella defiende la idea de que su obra es muy simple, no se considera amiga de los mensajes muy conceptuales, además de practicar estilos muy diferentes según la serie que aborde, que en algunas ocasiones admiten hasta dibujos realizados por su propia hija. "Me sale lo que siento y si le transmite algo a la gente, me quedo contenta".

Reconoció que siente una especial predilección por la técnica del collage para cambiar y crear nuevos mensajes sobre otros ya definidos, interponiendo fotografías recortadas y silueteadas, dibujos y otros elementos gráficos que la ayudan a plasmar esa realidad paralela que surge de su imaginación y de los recuerdos.