La consejera de Turismo, Cultura y Deportes del Gobierno de Canarias, María Teresa Lorenzo, anunció hoy que en 2018 el Festival de Música de Canarias conciliará la postura de quienes apuestan por "un festival conservador" como el de años anteriores con la de quienes defienden "uno innovador" como se ha tratado de hacer en la presente edición.

Se ha intentado introducir "aire fresco" en el Festival de Música para recuperar el interés "por la música docta", que languidecía, dijo la consejera en el pleno del Parlamento para defenderse de los ataques de la diputada del PP Josefa Luzardo, quien en una interpelación responsabilizó a Lorenzo de haberse "cargado" el festival y dilapidado su prestigio.

"Usted anunció el festival más bonito y completo de los últimos años, pero ha sido un fracaso estrepitoso", tratándose de una cita que "venía funcionando razonablemente bien", dijo Luzardo.

Anunció la diputada del PP que planteará una moción al pleno del Parlamento para que la Audiencia de Cuentas fiscalice la presente edición, ante las pérdidas de al menos 233.000 euros, y para que en 2018 se recupere el modelo anterior.

Para Luzardo, ha sido "un error muy grave tratar de ampliar la audiencia del festival rebajando la calidad y eliminando la excelencia del certamen".

"Su obstinación le ha quitado credibilidad para seguir al frente del área de cultura, es un fracaso personal, su capricho de suprimir las grandes orquestas ha eliminado cualquier oportunidad de repercusión exterior", agregó la representante del PP, para quien la consejera "se ha cargado al público fiel sin captar nuevos espectadores".

La consejera contestó a la diputada que asume los errores cometidos, pero subrayó que se ha arriesgado para mejorar las cosas, para extender la música clásica territorialmente y entre públicos menos tradicionales, ante la evidencia de que el modelo anterior congregaba cada vez menos interés.

"Hay crisis de audiencias en la música clásica, eso es un hecho objetivo", y el festival tenía "síntomas de agotamiento", lo que obligaba a renovar las ofertas.

Admitió que la programación de esta edición estuvo condicionada por la premura y porque un tercio del presupuesto ya estaba comprometido por el anterior equipo, pese a lo cual se apostó por tres objetivos: descentralización territorial de escenarios, apertura a más estilos y repertorios para atraer más público y mayor promoción del talento canario.

"Era una apuesta arriesgada que no pone el acento en la taquilla, sino en la proyección sociocultural y territorial del festival", explicó.

Así que "nada de fracaso", sino innovaciones para que no languidezca el festival, porque "preservarlo "como una pieza de museo sería un horror y un error".

"Lo fácil sería no hacer nada, lo difícil es intentar mejorar. Si se asumen riesgos hay más posibilidades de equivocarse, pero hemos sido audaces y los resultados no son inmediatos ni rápidos", continuó María Teresa Lorenzo.

Pese a todo, consideró positivo el debate público que ha suscitado el festival y ahora toca conciliar todas las visiones para la próxima edición, en la que ya se trabaja con la convocatoria para la contratación de un nuevo director.