En ocasiones un despido puede ser la excusa perfecta para reinventarse, una gran oportunidad para evolucionar a un estadio de tu vida al que, a priori, nunca esperabas llegar. Ana Hernández (violín), Lila Horovitz (contrabajista) y Mayte Olmedilla (viola) tocaban en distintas orquestas antes de irse a la cola del paro. A partir de ahí impulsaron The Funamviolistas, un proyecto que combina múltiples disciplinas artísticas (música, teatro gestual, humor, danza...) que en el año 2014 fue reconocido con un Premio Max al Mejor Espectáculo Revelación. Este sábado, a partir de las 20:30 horas, exhibirán su talento en el teatro Guimerá de la capital tinerfeña. "La vida siempre te regala una segunda oportunidad, solo es necesario saber cuál es la buena", afirma Mayte Olmedilla en la línea de salida de una entrevista en la que lógicamente existe un recuerdo a los orígenes de este trío.

¿The Funamviolistas es un alegato de superación en plena crisis?

En realidad, solo teníamos dos posibilidades. O tirar la toalla y volver al mundo de las orquestas, asumiendo que lo que había ocurrido era una simple anécdota, o tirar para delante y hacer lo que más nos apetecía... En ese camino nos cruzamos con Rafael Ruiz, que fue profesor mío en la Escuela de Arte Dramático de Madrid. Él nos convenció de que este sueño era posible. La vida siempre te regala una segunda oportunidad, solo es necesario saber cuál es la buena.

La gente suele asociar a los integrantes de una orquesta de perfil clásico con la seriedad, nada que ver con la idea de alegría y cercanía que destila este trío.

A veces esos muros los levantamos sin darnos cuenta, pero en realidad no todos los músicos clásicos son gente triste. Llevamos cuatro años luchando bastante duro por sacar adelante a The Funamviolistas y creo que todas las personas que participan de este proyecto aportan cosas... Eso no es posible en una orquesta porque en esas estructuras se limita mucho la creatividad de los músicos.

Por ahí ganaron en libertad, ¿no?

Es evidente que en un grupo, ya sea de música o de teatro, es vital mantener el concepto de unidad, pero eso no debe impedir que en un momento dado todos puedan aportar matices que ayuden a mejorar la imagen del conjunto.

¿Hasta qué punto conquistar un Premio Max les ayudó a mejorar la visibilidad de este proyecto?

Ganar un Premio Max ilumina tus pasos, pero una vez pasa hay que seguir trabajando. A nosotras nos llegó muy pronto, porque nos constituimos como The Fumanviolistas y nos marchamos de gira a América Latina. Cuando volvimos el proyecto todavía no se conocía en España y fue una sorpresa muy agradable. Esa nominación no estaba para nosotras, entre otras cosas, porque no teníamos ni un solo apoyo institucional. Aquello fue una auténtica revolución.

The Funamviolistas, al igual que el violinista Ara Malikian, está realizando una labor pedagógica al acercar el lenguaje clásico a nuevos públicos. ¿Esa es otra de las recompensas que proporcionó esta reinvención?

Los que deciden ir a una representación de The Funamviolistas se van a encontrar con un espectáculo en el que se tocan muchos temas que son de máxima actualidad como la amistad, el hecho de limar asperezas con un compañero y, por supuesto, el de la superación. Este proyecto nace con la idea de que juntos somos más fuertes del que se queda aislado. Lo que hacemos tiene un profundo calado en el mundo de los adolescentes porque ese es un territorio muy emocional en el que la curiosidad juega un papel crucial.

¿Cómo es el proyecto que este sábado exhibirán en el Guimerá?

No todo es música, pero sí que hay música (ríe)... Hay jazz, melodías de cine y otros géneros. En el escenario nos vamos a juntar tres mujeres con una personalidad y una formación distinta. Esta es una obra creada por mujeres, contada por mujeres y que narra la historia de tres mujeres. Esa diversidad entre tres estilos completamente opuestos se percibe a lo largo de la función, aunque el espectáculo gira en torno al mensaje de que la creatividad siempre nos puede llevar a lugares interesantes... Hay que perder el miedo a transitar por territorios a los que nunca hemos querido ir.

¿Hay posibilidades de volver a colocar la cultura en una posición más ventajosa que la actual?

Sí, si se quiere apostar por ella. El panorama cultural en España continúa siendo tremendo, casi de ciencia ficción. En este país sigue existiendo mucha distancia entre el público y el consumo cultural. Algunos ven ir al teatro como una actividad de lujo sin molestarse siquiera en ver lo que cuesta una entrada para un espectáculo.

¿Volvería a repetir los pasos que las han llevado hasta aquí?

Sí, sin duda... Levantar un proyecto desde cero, ya sea artístico o de otro tipo, exige un compromiso que va más allá de las cosas que habitualmente haces antes de embarcarte en una empresa. Si la pregunta es si ha valido la pena The Funamviolistas, la respuesta es sí... Aún estamos celebrando un premio que nos dieron en Buenos Aires el pasado verano y ya estamos metidas en otra nominación que está avalada por John Malkovich. Eso sí, lo más importante es el contacto con el público.