La obra "Malditos", basada en un texto escrito por Antonio Lozano, se representará hoy, a partir de las 20:30 horas, en el Auditorio de Guía de Isora, de la mano de la compañía canaria Unahoramenos y bajo la dirección de Mario Vega. Este montaje, preseleccionado en ocho de las veintitrés candidaturas a los Premios Max 2017, es casi un manifiesto contra la hipocresía de una sociedad que mira hacia otro lado ante esos seres desplazados de su realidad cotidiana que intentan vivir en un entorno que se convierte en hostil para ellos.

Esta pieza, que mañana sábado viajará al Auditorio Infanta Cristina de la capital gomera, reúne en el escenario a cuatro actores, la canaria Soraya G. del Rosario, el uruguayo Gustavo Saffores, el español de origen guineano Emilio Buale y el argentino Quique Fernández.

La trama arranca en el oficio de un periodista uruguayo residente en una ciudad portuaria que trabaja en la resolución de un caso de asesinato y trata de blancas junto a su amigo, un congoleño conocido en uno de sus viajes a África, enamorado de una prostituta. El jefe del periodista y el camarero del bar completan el reparto de personajes de esta tragedia que dura alrededor de hora y media.

Para Soraya G. del Rosario, "Los malditos" trata de "hacer visible lo que tenemos alrededor y no queremos ver. Todas esas personas que tenemos a veces muy cerca y son desplazados, que no tienen papeles, que son prostitutas por necesidad, porque llegan a un país que no es el suyo y se encuentran solas, las engañan, las explotan. Todos esos seres malditos que están cerca de nosotros y que la sociedad no actúa. No los vemos, miramos hacia otro lado".

El tráfico de órganos, los movimientos de masas, el poder de las grandes multinacionales o los "compromisos" de los medios de comunicación que limitan su libertad también están latentes en esta pieza que combina una temática social y una historia negra con un trasfondo muy crítico.

Una banda sonora basada en la Novena Sinfonía de Beethoven, compuesta y dirigida por José Brito, un espacio escénico con una estructura tubular que permite la ambientación de distintas escenas con un ritmo ágil y dinámico y los distintos recursos audiovisuales realizados por José Carlos Cruz, como la proyección de dibujos animados, entre otros elementos de las nuevas tecnologías, contribuyen a convertir la obra en un espectáculo muy digerible.