Excepcional es un adjetivo que repite en varias ocasiones la crítica de arte Victoria Combalia, comisaria de la exposición "Una colección para un viaje" junto al arquitecto Vicente Saavedra, cada vez que se refiere a la exposición que se desarrolla en la sala del Colegio de Arquitectos de Canarias en su sede de la capital tinerfeña (Rambla de Santa Cruz, 123).

Esta muestra, que permanecerá abierta hasta el próximo 17 de abril, reúne cerca de un centenar de obras realizadas en tamaño DIN A4, firmadas por lo más granado del arte y la arquitectura de los años 60 a nivel nacional y europeo, con firmas tan valiosas como la de Tàpies, Miró, Guinovart, Gropius, Saura, Millares, Otto Dix o Karel Appel del grupo Cobra, entre otros importantes creadores.

"Es una exposición excepcional, porque están todos los grandes nombres de la abstracción de los años 60, solo falta Picasso y alguno más. Si uno ve esta exposición entiende todos los movimientos dentro de la abstracción porque hay tachismo, abstracción lírica, geométrica... hay un poco de todo. Fue fenomenal porque se hizo justo en 1960", destacó Combalia.

Muchas de las piezas presentes en esta colección son muy importantes y valiosas, como la del pintor, ceramista y escultor italo-argentino Lucio Fontana, fallecido en 1968. "Es muy original porque refleja su lenguaje más propio, que es hacer agujeros en la tela, pero en este caso en vez de en una tela lo hace en una cartulina".

Combalia también destacó las obras que fueron donadas por Rafael Canogar, del grupo El Paso, Miró, Tàpies, o las de Max Bill, cuatro trazos que parecen un dibujo de Mondrian, o la de Vasarelly, padre del op art y de la abstracción geométrica.

A pesar de que la abstracción era la tendencia dominante en los años 60 entre los autores que respondieron a los promotores de esta colectiva, también participaron autores con obra figurativa, como un desnudo de Pere Pruna, varias maternidades y algún paisaje, como una vista de Lisboa realizada por el portugués Botelho; además de algunos expresionistas alemanes, como Otto Dix y Heckel.

"Es muy curioso, porque en los 60 la abstracción estaba muy consolidada, aunque comenzó a principios del siglo XX, pero el informalismo, la pintura matérica, el tachismo, son todo micromovimientos de los 50, con lo cual en los 60 todos están en la madurez de su carrera y empezaba a salir el pop art, pero aquí no tenemos nada del pop art, porque realmente no había llegado a la atrasada España en esos momentos, aunque estaba empezando a salir. En realidad, esta muestra es una radiografía de lo que se pintaba en los 60".

Esta experta en arte contemporáneo reconoció que cuando analizó la colección descubrió a varios artistas que eran desconocidos o poco conocidos para ella, como algunos noruegos o turcos, el portugués Botelho o el escultor belga Luc Peire.

También destacó la elección de un formato determinado por parte de los jóvenes arquitectos para que los artistas invitados realizasen su obra en DIN A4, un tamaño muy manejable, y con un logo-sello en la parte inferior, "porque así la exposición tiene coherencia, de otra forma podrían haber enviado una de un metro y otra de cinco centímetros. Fue una idea muy racional".