Al acceder a la sala en la que se inicia el recorrido por la exposición "La I Guerra Mundial. La guerra que acabaría con todas las guerras", que se puede visitar hasta el próximo 27 de marzo en el Centro de Historia y Cultura Militar de Canarias, aparece un documento que hace referencia al hundimiento frente al litoral santacrucero del carbonero británico "Westburn".

El vapor construido por Short Brothers (Sunderland) cayó en una emboscada liderada por un crucero alemán camuflado con el nombre de SMS Möwe cuando navegaba a 610 millas al NNE de Pernambuco (Brasil). El suceso se inició el 8 de febrero de 1916, pero se materializó al día siguiente. Los ingleses fueron capturados por los germanos y 14 días después el vapor se presentó en el puerto de Santa Cruz -con un puente de mando en poder de los teutones- para entregar a los prisioneros al consulado británico. Horas después, el "Westburn" abandonó el muelle santacrucero luciendo una bandera alemana, pero al detectar la presencia de una embarcación inglesa su tripulación -integrada por el capitán Baldewittz, el segundo oficial, un ingeniero y cuatro tripulantes- puso rumbo a Anaga. Para evitar que se recuperara el cargamento de carbón -unas cuatro mil toneladas- se tomó la decisión de hundir el barco en un punto intermedio entre San Andrés e Igueste.

El suceso anterior es la espoleta que sirve para explicar el papel de Canarias en el marco atlántico y su papel en la Primera Guerra Mundial, un hecho documentado en una exposición que está comisariada por José María Rodríguez Illescas y Alberto García Montes de Oca. Armamento, archivos (oficiales, diarios y crónicas periodísticas), banderas y elementos que componen el material de defensa de un soldado (cascos, máscaras de gas, etc...) componen una muestra cuyo recorrido se inicia en los albores de 1914. A partir de ahí se describen los sucesos posteriores al asesinato del archiduque Francisco Fernando en Sarajevo, las batallas de Verdún, el desembarco de Gallipoli, la Revolución Rusa o la nueva distribución del mapa europeo tras un conflicto que se alargó durante más de cuatro años y que supuso el fin de los imperios alemán, austrohúngaro, otomano y ruso.

Además de acentuar el poder armamentístico de las potencias más beligerantes, "La guerra que acabaría con todas las guerras" es una oportunidad -se puede visitar de martes a viernes de 09:00 a 15:00 horas y los sábados y domingos de 10:00 a 14:00 horas- para entender la gravedad de esta tremenda fisura mundial desde distintas perspectivas: los avances tecnológicos, la medicina, la psicología y los factores que acelerarán la vuelta a las trincheras.