Con más de 15 minutos de retraso respecto a la hora en la que debía empezar la "función" y un sol de justicia, un zancudo anunciaba el comienzo de la promoción de "Los cuentos de Hoffmann". Nada formal. Seis figurantes por un lado, otra media docena de intérpretes por otro. El caos que suele reinar en todo buen circo se apoderó de los protagonista de la acción que ayer por la tarde Ópera de Tenerife trasladó al parque García Sanabria de esta capital. Antes, los protagonistas ya habían callejeado con libertad por algunas zonas del recinto sin ser molestados por los representantes de los medios de comunicación que cubrieron la primera parada pública de un título que desembarcará en la Sala Sinfónica del Auditorio de Tenerife los días 29 (18:00 horas) y 30 de abril (12:00 horas). Una aventura de perfil familiar que decidió salir en busca de "aliados" al reloj de flores.

Además del larguirucho, que fue el encargado de presentar a los asistentes al tenor costarricense David Astorga, había unos malabaristas -uno de ellos sobre una de artefactos emparentados con la bicicleta tradicional que solo tienen una rueda y el otro que prefirió medir sus habilidades con las pelotas-, una especie de bufón y un par de chicas... Los cantantes, en cambio, optaron por la equipación oficial -una camiseta en la que se dejaba claro la existencia de una pasión por la ópera- que lucieron figurantes, trabajadores de Auditorio de Tenerife y otros colaboradores. David Astorga ejerció de maestro de ceremonias y dijo: "El circo ha llegado a la ciudad".

Tras realizar la invitación oficial a padres, abuelos, hijos, perros y gatos, el solista que interpreta el rol de Hoffmman no tuvo que insistir demasiado para que los asistentes le pidieran un ejemplo de sus cualidades musicales. En ese punto fue cuando recurrió a Rigoletto, concretamente, a un fragmento de "La Dona e mobile".

Si para organizar la foto de familia hubo un ligero descontrol -la duda era saber si formaba o no parte del guion-, el resto de la convocatoria se alejó de un protocolo que decidió tomarse la tarde libre. Y es el que todo es posible en el circo. De hecho, hay quien asegura que todavía es el mayor espectáculo del mundo... Además de Astorga, en el acto participaron los intérpretes Beatriz Lanza (Nicklausse), Guiomar Cantó (Antonia y Giulietta), Inés Ballesteros (Olympia), Javier Povedano (Lindorf, Coppélius, Dapertutto y Dr. Miracle) y Néstor Galván (Spalanzani, Pitichinaccio y Crespel). Todo parece estar preparado para que Rubén Díez, director musical, y Raúl Vázquez, responsable de la escenografía, activen los cimientos que ayer mostró por primera vez las creaciones del diseñador Leo Martínez. Solo es necesario afinar un poco más el horario de inicio de las funciones. ¡Pasen y vean, el circo ya está en la ciudad!