A los 12 años fue "apadrinada" artísticamente por el legendario Camarón de la Isla en un concierto que no ha olvidado. "Días tan especiales permanecen en el recuerdo toda la vida", asegura la cantautora flamenca gaditana Niña Pastori en el arranque de una conversación en la que habla del espectáculo que el próximo 29 de abril aterrizará en el Teobaldo Power de La Orotava. Una cita que organizará alrededor de los temas de su décimo trabajo discográfico. "Siempre hay algo más; temas que están en el recuerdo e incluso alguna novedad", avisa la artista de San Fernando.

¿"Ámame como soy" ya tiene recambio?

Estamos trabajando en ello, pero aún seguimos agradecidos de lo que nos ha dado "Ámame como soy". Es un disco que no había podido enseñar en las Islas y que me apetece llevar antes de pasar página. Con lo difícil que se han puesto las cosas es casi milagroso que un álbum haya funcionado tan bien.

Además, es un disco que se puede adaptar a los gustos del público canario, ¿no?

Yo creo que sí. No es flamenco puro y duro, sino que acaricia sonidos latinos que en las Islas siempre son bien agradecidos... Hemos fusionados una serie de ritmos que están en las obras de Juan Luis Guerra, Pancho Céspedes, Rubén Blades...

¿A pesar de tener un corazón de raíces flamencas, usted no deja de lado todo lo que tenga que ver con la fusión?

Tengo claro dónde están mis orígenes y el flamenco es el estilo con el que he aprendido a cantar. Me gusta la música en toda la extensión de su palabra y ahí es cuando el flamenco cuaja bien con otros estilos a los que yo no quiero renunciar.

Es evidente que han pasado un montón de años y que usted ya no es la niña a la que Camarón de la Isla subió al escenario del Teatro Andalucía de Cádiz, ¿pero algo así no se olvida fácilmente?

Los principios nunca se olvidan y, sobre todo, cuando tienes la posibilidad de vivir un instante tan especial. La fecha del primer disco, por ejemplo, ya se te queda grabada para toda la vida. Los que vienen después se van diluyendo con el tiempo a medida que vas colocando uno encima del otro... Asociar mi nombre con una figura del nivel internacional de Camarón de la Isla es un honor eterno.

¿Cómo se puede solucionar el debate eterno abierto en torno al flamenco que se ha creado entre los puristas y los innovadores?

Buscando puntos de encuentro sin crear posiciones que se puedan enquistar. No es necesario bautizar a todos los géneros musicales. Es verdad que para los puristas aquello que suene a mestizaje musical supone un conflicto no solo cultural sino social, pero en esta vida todo evoluciona y hay que estar abiertos a nuevas propuestas. Lo único que hay que exigir es respeto. Innovar no es malo.

¿Entiendo que usted es de las que cree en la renovación?

No tengo claro si la palabra es renovación o investigación, pero lo que nadie puede negar es que hoy no nos vestimos como hace 50 años. Tampoco, a pesar de que las modas siempre regresan, nos peinamos como entonces. En el flamenco, el cine, la literatura, el teatro nada debe estar atado al tiempo. Por mucho que vuelvan los pantalones de campana o de piquillos, hoy se trabaja con otras telas y nada es igual. En el mundo de la gastronomía, por citar un ejemplo muy cercano, existe un intercambio de impresiones que afortunadamente se ha ido normalizado con el paso de los años.

Los referentes artísticos también cambian a medida que evoluciona el tiempo.

Eso no lo puede parar nadie (ríe). En la época en la que comenzó a hacer cosas Camarón, él tendría delante a Caracol y este, a su vez, tendría a otros... Lo que no admite discusión es que tanto Camarón de la Isla como Paco de Lucía son dos referentes de cabecera para el género. Su adiós no ha conseguido hacer olvidar lo que hicieron.

Volviendo a la primera pregunta, ¿sacar un disco tal y como están las cosas parece un acto de valentía?

Un artista tiene que saber jugar con los tiempos de su carrera, es decir, debe ser plenamente consciente de que hay un momento para crear, otro para promocionar y un periodo en el que es necesario descansar junto a la familia. Lo que trato de decir es que un artista no tiene todo el control de su carrera, existen factores que los deciden otros.

Analizando que, a pesar de su juventud, ya lleva más de media vida cerca de los escenarios es fácil imaginar que va a tener una de esas carreras interminables.

Voy camino de ello (sonríe)... Hay días en los que le comentó a mi madre que todavía no he hecho nada, pero lo cierto es que tengo unos cuantos conciertos, discos, premios -ha vendido más de dos millones de copias y he ganado cuatro Grammy Latino-, aunque no me importa confesar que en los dos o tres años he aprendido a saborear las cosas buenas que tiene esta profesión.