Acepta todas las preguntas sin límites, aunque siempre avisa que ella tiene la libertad de responder lo que más le apetezca. Sobre todo, cuando la conversación se aleja de los renglones de "Lo último que verán mis ojos" (Plaza & Janés), novela de la que esta noche, a partir de las 20:30 horas, hablará en el Real Casino de Tenerife. No será de lo único sobre lo que reflexionará la periodista y escritora Isabel San Sebastián (1959). "Hay quien prefiere un gin tonic en lugar de comprar una novela", intercala en el transcurso de una conversación en la que inevitablemente termina apareciendo el nombre del diplomático español Ángel Sanz Briz. "Él y otros compañeros ofrecieron muestras de que eran personas entregadas a la causa de España", dice la autora nacida en Santiago de Chile de una de las tramas que se entrecruzan en una historia en la que arte y nazismo se convierten en elementos esenciales del libro.

¿Qué enseñanzas transmite "Lo último que verán tus ojos"?

Venía pensando en el coche que con los tiempos que corren y la imagen tan ejemplar que nos están dando nuestros servidores públicos, y lo digo con toda la ironía del mundo, es necesario rescatar figuras como las de Ángel Sanz Briz y otros servidores que aparecen en la novela que decidieron ir más allá de sus deberes para comportarse como personas dignas. En la mayoría de los casos actuaron a título personal o como representantes de un país, no de un gobierno encabezado por Franco.

¿Parece mentira que en un ciclo tan complejo el ser humano pudiera reaccionar así?

No fue una mayoría, porque el mayor porcentaje de las personas que vivieron de cerca la crudeza de la Segunda Guerra Mundial, o más recientemente los días de terrorismo en España, optaron por callar y miraron hacia otro lado. Estos, en cambio, tiraron de los recursos que tenían a su disposición para salvar vidas.

¿Trabajar en distintos planos temporales, tal y como lo hizo en la novela de la que hablará hoy en el Real Casino de Tenerife, es un síntoma de madurez?

Es que yo creo que las grandes emociones del alma humana y los temas cruciales de la literatura universal no varían por mucho que cambien las épocas en las que se escriban. Lo que se altera son las modas, el transporte, los hábitos sociales... Las emociones no han evolucionado tanto entre lo que ya contó la mitología griega y lo que escribimos en 2017. El escritor/a que pretenda llegar al corazón de los lectores, que es algo que yo busco en mis historias, está obligado a recurrir al amor, al egoísmo, la cobardía, el heroísmo o la traición. Todas esas emociones se pueden trasladar fácilmente de una época a otra porque no han cambiado mucho.

También lo es abrir y cerrar tramas en un espacio creativo tan corto, ¿no?

Eso es oficio... Sostener varios platillos en el aire es algo que se aprende escribiendo. El objetivo de una novela es entretener al lector; debe engancharlo por el cuello desde el principio al final... Si eres capaz de lanzar varios anzuelos, más posibilidades tendrás de cautivar al público. En este caso juego con la historia, con una atracción física que no se sabe si va a poder imponerse a las incompatibilidades entre los personajes, con una obra de El Greco, el tráfico de arte robado durante la II Guerra Mundial...

A lo que sí recurre en el libro es a un estudio psicológico muy sólido de los personajes para aguantar el peso del presente y, sobre todo, del pasado.

Mirar al pasado y buscar en él información que no siempre queremos de nuestra vida o familia no es fácil... En la vida hay que ser valiente para todo y esa es una de las conclusiones que te ofrece "Lo último que verán tus ojos". En este mundo existe más gente buena que mala, aunque también es cierto que hay más cobardes que valientes. En ese sentido, la valentía es una virtud que se prodiga muy poco y escasea mucho... Sin embargo, es necesaria para hacer frente a las grandes amenazas. Como ya dijo Edmund Burke, que es una referencia que utilizo en esta novela, para que el mal triunfe solo es necesario que los buenos no hagan nada.

¿El nazismo, al igual que la Guerra Civil, es un tema recurrente a la hora de plantear una historia novelada o cinematográfica?

Sí que es cierto que es un tema que se ha tratado mucho a través de la literatura y el cine, pero por eso yo lo quise ligar con España. Y eso no está tan tocado. La relación entre el nazismo y este país no ha sido analizada en profundidad porque aquí ha prevalecido el asunto de la Guerra Civil y, por supuesto, todas las conexiones con el franquismo. Más allá de lo que ocurrió en Guernica -el ataque por aire que se produjo el 26 de abril de 1937- y cuatro cosas más, hay cosas que se pueden contar desde el otro lado.

Este es un libro que ha tenido una buena proyección de ventas teniendo en cuenta las cifras que se manejan hoy en el mercado editorial.

El mercado del libro ha sufrido las consecuencias de la crisis de una manera muy severa, la industria del libro ha perdido entre un 40 y 50% de las ventas en los últimos diez años. Ese sector fue castigado brutalmente por un ciclo financiero desfavorable pero, a su vez, por la gente que cree que es caro adquirir un buen libro pero no tomarse una copa: hay quien prefiere tomarse un gin tonic en lugar de comprar un libro. Gastarse 20 euros en una novela es una barbaridad o un lujo que no se pueden permitir, pero en cambio se gastan 10, 12 o 20 en una copa que jamás le dará el mismo placer que un buen rato de lectura.

¿Está satisfecha del "nicho" de lectores que ha ido creando alrededor de su obra?

Soy consciente de que no vendo lo mismo que los que están muy arriba, gente como Pérez Reverte o Falcone, pero esta novela ya ha llegado a los 17.000 ejemplares. No estoy en la franja alta de la primera división de ventas, pero sí en la que domina la segunda. Le estoy hablando de números reales, porque podría tirar de milongas y sacar unas cifras ficticias. "Lo último que verán tus ojos" casi está empezando su promoción y aún debe pasar por muchas ferias del libro... Al final esperamos estar en una cifra cercana a las 30.000 copias y eso en un país en el que cada vez se lee menos son muchos libros.

¿Cómo reacciona al ver que un "youtuber" o un famoso vende más que un escritor profesional?

Es lo que hay... Yo leo algunas cosas llamadas libros o impresas en ese formato que dejan mucho que desear. Tengo un profundo respeto por el lenguaje y trabajo en profundidad mis libros en términos literarios. Esto es un mercado libre y cada uno puede consumir lo que más le apetezca, pero eso no significa que tenga que respetar trabajos que no cumplen unos mínimos ortográficos. En el mundo literario también existen las modas.

Al margen del guion que siguió en libros como "Astur" e "Imperator", o al que recurrió en los casos de "La mujer del diplomático" o "Lo último que verán tus ojos", lo que sí existe siempre es un rigor histórico, ¿la novela histórica es su primera opción?

Me gusta novelar la historia; que el lector se lo pase bien y si es posible que cuando acabe se lo haya pasado bien y pueda aprender algo nuevo. Cuando escribo novela histórica me permito fantasear más o menos en la parte de ficción, pero a la hora de manejar los datos históricos soy rigurosa.

¿Hoy pesa más su pasado y presente periodístico o su faceta como escritora?

La periodista y la escritora son difícilmente diferenciables. En ambos casos su cometido es contar historias: en una redacción son tramas reales y en el escritorio de casa sucesos ficcionados. Lo que sí es verdad es que mi parte literaria cada vez pesa más que la periodística. La política, sobre la que he escrito toda la vida y aún sigo escribiendo en el ABC, es un territorio que me asquea tanto que ya no me provoca ningún interés. Más bien todo lo contrario, me ha decepcionado tanto que ahora solo puedo sentir fascinación por mi faceta literaria: la historia y la ficción están por encima de la actualidad política.