No sé si fue falta de reflexión o qué es lo que realmente pasó, pero resulta inaudito que los edificios que se construyen en Dubái o Abu Dhabi sean principalmente de cristal y no generen sombras. Es como si se hubieran dedicado a copiar a Nueva York o Miami, pero sin pensar en las diferencias climáticas. En los Emiratos Árabes durante el invierno y la primavera hace un tiempo estupendo, parecido al que hace en Canarias, ni mucho frío ni mucho calor, aunque cuando las noches llegan al desierto el fresco se deja sentir como se deja sentir a través de las dunas de Fuerteventura en diciembre o enero. Sin embargo, el sol del verano es insoportable en Dubái, Sharjah o el calor, el aire seco, los pavimentos que retienen la temperatura hasta quemar, y casi no puedes respirar hasta que llega la mejor hora del día, cuando el sol desciende y las calles toman un color azul metálico, aún despidiendo calor, el cielo se tiñe de colores naranjas y rosas, hasta el violeta y comienza a sentirse por fin el aire marino que envuelve las ciudades con sus corrientes frescas, y entonces de nuevo se puede volver a respirar el perfume crepuscular de aquella tierra.

Esa tierra me fascina, creo que tiene mucho futuro y que se parecen a nosotros los habitantes del otro extremo del desierto del Sáhara más de lo que creemos. Están creando un mundo nuevo, y nos entienden mejor que nosotros a ellos. ¿Hemos pensado los occidentales alguna vez en ello? Por eso, no puedo comprender por qué no apuestan de verdad por el sentido común a la hora de hacer sus ciudades. ¿Por qué toda la reflexión que han puesto en convertir el desierto en un lugar habitable y con futuro no la ponen en la arquitectura? Se puede tocar el cielo y construir un rascacielos excelso y bello sin tener que despilfarrar agua y energía.

Si les contara los proyectos para el futuro que vi en la feria Cityscape de Abu Dhabi no lo creerían: miles de edificios nuevos, de cristal, cerrados a cal y canto, para que el aire acondicionado no se escape, solo diseñados para enamorar, sueños dorados, luminosos y engañosos como los de "Las mil y una noches". Sin embargo, hay un lugar donde lo están intentando, Masdar City, ciudad nueva llena de plazas con árboles, frescas avenidas, una ligera brisa y el sonido del agua. Fuera de ella, calima, tormentas de arena y un árido e inabarcable desierto. Está cerca de Abu Dhabi. Es un utópico proyecto urbano planificado por Norman Foster que no me termino de creer, por lo que vi, que realmente sea suyo, creo que él solo debió hacer el "concepto". Hay algo raro, está incompleto, como si la normal rigurosidad y fuerza de Foster se hubiera quedado a medias. Los promotores la publicitan como la primera ciudad eco-sostenible del mundo: cero carbono, cero residuos, cero coches.