Organizada por el gremio de libreros, junto con el Ayuntamiento de la capital, con la colaboración de entidades públicas y privadas, y asentada en un escenario como el parque García Sanabria de la capital -asociado a lo festivo-, desde mañana, martes, y hasta el 30 de mayo se celebra la XXIX Feria del Libro de Santa Cruz de Tenerife, bajo el lema "Leer para crecer".

Un año más, escritores, editores, libreros y, por supuesto, lectores/ compradores de toda condición están convocados en torno al milagro de la lectura, esa especie de antiguo y eterno sortilegio que, con el tiempo, ha ido pasando páginas desde la narración oral al lenguaje escrito hasta alcanzar la forma de los novedosos soportes digitales.

Pero la feria ofrece entre sus actividades más que palabras. Así, contará con la presencia de voces debutantes, los inevitables curiosos, músicos, viandantes, ilustradores, mitos, gastrónomos... Y el contumaz y siempre pendiente reto: los jóvenes lectores.

En la presente edición, más allá de los reclamos que representan la presencia de nombres de autores como Fernando Aramburu, Juan Cruz Ruiz, Alexis Ravelo, Marta Jiménez o el propio Pedro Guerra, asoman renglones que merecen subrayarse con trazo grueso: la recuperación de una colección como la Biblioteca Básica Canaria y, de otra, la entrega de las obras completas del genio creativo de Félix Francio Casanova.

Lo cierto es que la utilidad de estas ferias transita por el territorio de la discusión y el debate -más sonado en círculos de entendidos que en las barras de bar-, como parte de la transformación que han experimentado la industria editorial y las pautas del consumo de libros.

En ellas cohabitan editoriales mayores y menores, mayúsculas y minúsculas, que durante el tiempo de la feria lograrán vender más libros que en todo el año. Ahora bien, ¿puede entenderse esto como un factor de crecimiento? El capítulo que se leerá esta semana no traduce la situación real que atraviesa el sector editorial, que por unos días vivirá un ambiente festivo, ficticio, inconexo con su pulso habitual.