Robayna no solo es el nombre de una calle de Santa Cruz, sino el de un polifacético artista que destacó, sobre todo, por su pintura histórica con cuadros como los titulados "Fundación de Santa Cruz", "Horacio Nelson herido en el Muelle de Santa Cruz" o "La batalla de Acentejo", entre otros, once de los cuales se exhiben, hasta el próximo 30 de mayo, en el Museo de Bellas Artes de la capital tinerfeña, junto a varias obras de Manuel González Méndez.

Gumersindo Robayna (Santa cruz de Tenerife, 1829-1898) fue un autor que cultivó todos los géneros pictóricos de la época que vivió, además de la escultura, sobre todo el relieve, el dibujo, la orfebrería, además de ser docente en la Escuela Municipal de Dibujo, miembro de la Real Academia Canarias de Bellas Artes y político.

Gerardo Fuentes, profesor de Historia del Arte de la Universidad de La Laguna y comisario de la muestra, precisó que "es una exposición testimonial con la que se pretende recordar que Robayna fue un interesantísimo personaje del Santa Cruz del siglo XIX". Las trece piezas reunidas son el complemento de una velada poético que organizó en el museo la Asociación Tinerfeña de Amigos de la Música (ATADEM) sobre el romanticismo del siglo XIX en la capital tinerfeña.

"Robayna fue hombre que trabajó por Santa Cruz, fue un prócer en todos los sentidos. Robayna también fue político y luchó por la cultura de la ciudad de Santa Cruz de entonces. También estuvo implicado con el diseño de los planes de la nueva trama urbana de Santa Cruz".

La escueta colección de Robayna presente en esta muestra, "no pretendíamos hacer una magna exposición", recalcó Fuentes, sólo pretende reflejar los temas que tocó. "Se dedicó al paisaje, al retrato, a la pintura de historia, y al costumbrismo; en definitiva, a todos los temas propios del siglo XIX dentro de lo que es el romanticismo y aquellos movimientos de los nacionalismos y el amor patrio, que era el espíritu de aquel siglo", matizó.

La faceta más conocida de este adalid de la cultura, que estudió arte en su ciudad natal, París, Madrid y Sevilla, es su pintura de historia, aunque también tocó el tema religioso y el decorativo. Fue en el año 1854 cuando volvió a Santa Cruz y presentó el cuadro que evoca el desembarco de Alonso Fernández de Lugo en la playa de Añaza para iniciar la conquista de Tenerife, además del de la primera misa en la capital, óleos con los que se le identifica.

"Es una manera de reivindicar la historia local, la idiosincrasia, la canariedad. Es muy típico de la época, porque estaba de moda la pintura de historia. El arte se ponía al servicio de esta reivindicación. Era un momento de mucha efervescencia del nacionalismo. Estaba de moda la arqueología, el guanchismo... Estas cosas presionaban y los pintores llevaban al lienzo estos acontecimientos".

Pero esta faceta artística no es la única que desarrolló este personaje decimonómico tinerfeño. También practicó el paisaje y, sobre todo, el retrato, algunos de los cuales están presentes en la exposición. "Retrató a los principales personajes del mundo de la cultura, la política y las finanzas del Santa Cruz de aquella época. También hay otra obra, titulada Miseria, que habla de los desastres que sufrió Santa Cruz y otras ciudades portuarias cuando llegaba una epidemia, como la fiebre amarilla".

Gerardo Fuentes considera que aún está por realizar la gran exposición sobre Robayna, cuyo hijo Teodomiro también fue pintor. El problema es que su producción, al parecer, está muy dispersa y la mayoría se encuentra en manos particulares. De hecho, el Museo de Bellas Artes sólo posee cuatro telas suyas.

Este destacado creador que dominaba la paleta, comprometido con la sociedad en la que vivió, también es el autor del mural que preside el salón de Capitanía General de Canarias, con alegorías a todas las islas, además de los relieves que rematan este edificio y el teatro Guimerá.

"Robayna también fue un gran copista. Pasó mucho tiempo viendo cuadros en el Museo del Prado. El Museo de Bellas Artes de Santa Cruz tiene una copia muy buena del Crucificado de Velázquez y la Academia de Bellas Artes una de La rendición de Breda, también de Velázquez".

Gerardo

Fuentes

comisario y profesor de historia del arte