El polifacético orador romano Marco Tulio Cicerón (106 - 43 a.J) "inventó" el consenso político y fue un firme defensor de la antigua República, un sistema político que "unió" la monarquía y la democracia.

Este personaje será el protagonista de la última ponencia de las Jornadas sobre Pensamiento y Cultura Clásica de CajaCanarias, organizadas por la sección canaria de la Sociedad Española de Estudios Clásicos y coordinadas por el presidente de dicho organismo, Jorge García. La conferencia será impartida por el catedrático de Filología Latina de la Universidad de Alcalá de Henares, Antonio Alvar Ezquerra, a partir de las 20:00 horas, en el Espacio Cultural CajaCanarias de la capital tinerfeña.

Cicerón, jurista, político, filósofo y escritor, fue un adelantado de su tiempo que se atrevió a denunciar los casos de corrupción que detectó en su entorno, entre otras injusticias que lo obligaron a dejar la política, tarea en la que demostró ser un gran orador, además de escribir una serie de tratados en forma de diálogos en los que brilló su estilo epistolar.

El profesor Alvar, Premio Nacional de Traducción en 1992, hablará hoy sobre este ilustre hombre de acción que vivió la crisis del Estado romano, en el que jugó un papel protagonista como político hasta que fue decapitado. Él analizó los problemas de la sociedad de su tiempo y aportó ideas sobre cómo construir una sociedad ideal . Todas esas sugerencias fueron recogidas en sus famosos tratados de política, como el "De re publica", sobre el sistema de gobierno que defendió, o "De officiis", sobre los deberes de los ciudadanos y gobernantes.

"Esos tratados evidencian una coherencia de pensamiento extraordinaria y muestran cómo un hombre de más de sesenta años, que vivió grandes acontecimientos en Roma, había reflexionado sobre los problemas de la sociedad. Muchas de las cosas que él dijo son aplicables al momento que nos ha tocado vivir ahora".

Frente a las corrientes filosóficas griegas imperantes en la Roma antigua, que eran de carácter ético y consideraban la búsqueda de soluciones a los problemas a título personal, Cicerón articuló un pensamiento político nada dogmático.

"Sus tratados los escribe en forma de diálogo, en donde hay opiniones diversas y nadie lleva la voz cantante. Todo va orientado a conseguir crear, digamos, un hombre que vive no en función de sus intereses particulares, sino en relación a la sociedad que le ha tocado vivir"

Las reflexiones que propuso este pensador lo inclinaron a defender la República como el sistema de gobierno más justo conocido por el hombre en su época. "Es un sistema mixto en el que hay una parte del poder que detenta una aristocracia y otra parte la detenta el pueblo. A partir de ese momento, Cicerón establece los objetivos de un sistema político que procure el bien de los ciudadanos (...). Reflexiona sobre cuáles han de ser las leyes justas y útiles".

Una de las claves a las que llegó este jurista y escritor romano, según resumió Alvar, es que "defendió la conclusión de que no se puede vivir en una sociedad fundamentada exclusivamente en la reclamación permanente de derechos, sino en los deberes de los ciudadanos para la colectividad (...). Una colectividad humana funciona en la medida en la que los individuos que la componen están dispuestos a trabajar todos juntos, cada uno cumpliendo su deber en relación con todos los demás".

La realidad actual establece, a juicio del conferenciante, que la mayoría de los partidos políticos reclaman derechos, derechos y derechos. "Hace mucho tiempo que no se habla en nuestra sociedad de deberes y eso quizás causa el desaliento, el descontento y la frustración de numerosos estamentos sociales, porque esos derechos no pueden ser recibidos de manera absoluta por todos. No hay quien sea capaz de sostenerlo si no se fundamenta en unos deberes."

En este sentido, matizó que según postuló Cicerón es necesario contribuir todos con los deberes antes de reclamar cualquier derecho. "Al pueblo se le reclaman los deberes y los cumple cuando lo cumple, pero también a los gobernantes. Los deberes nos atañen a todos, a cada cual en la función que le haya tocado vivir en la sociedad".

La República romana establecía que en la cúspide del poder debía haber siempre dos personas, dos cónsules elegidos por el pueblo cuyo poder duraría solo un año. Luego había que renovarlos. Está claro que las ideas de Cicerón no han perdurado mucho en el tiempo, aunque sí se han utilizado con intereses en alguna ocasión. Para Alvar, Cicerón fue un hombre bueno, con buenas intenciones, entre una manada de lobos.

Antonio Alvar Ezquerra

catedrático de filología latina en la U.A.H.