"Tupamaros", miembros de una organización guerrillera uruguaya desaparecida, es el nombre irónico que recibieron los muñidores, hace cerca de 50 años, de "la rueda", la trampa para cobrar más derechos de autor que ha provocado esta semana una operación policial contra varios socios de la SGAE y distintas televisiones.

Los cobros por derechos se repartían entonces en función de las "hojas de declaración", unos impresos en los que se consignaban las piezas que se habían tocado aquel día en salas de fiestas, bares o discotecas, algo de lo que se encargaban unos inspectores que, a su vez, eran "autores".

Cada uno de ellos inscribía en la hoja correspondiente no "lo suyo", sino lo del siguiente "inspector-creador" en una cadena -rueda- que iba rotando. El sistema no solo les proporcionaba mayores ingresos sino también mayor número de votos en la sección musical de la SGAE, que controlaban.

Porque los llamados "tupamaros" eran músicos profesionales, la mayoría militares, frente a los "silbadores", los que no sabían leer ni escribir partituras, pero componían grandes éxitos.

Los "silbadores" denunciaban en 1970 que no les dejaban inscribir directamente sus obras en la SGAE y tenían que recurrir a un músico "profesional" y con "carné" del Sindicato Nacional del Espectáculo (SNE) para que generara derechos de autor, a pesar de que eran ellos los que llevaban casi la mitad de los ingresos a la entidad, según recoge la prensa de la época.

Es decir, autores a los que nadie conocía y no vendían ni un disco cobraban por derechos de autor millones de pesetas por la "presunta" reproducción de su música en los locales de ocio, mientras que los que vendían discos a millones y abarrotaban las salas tenían que pasar por intermediarios para percibir lo que les correspondía.

Cuando se aprobaron, en 1978, los nuevos estatutos de la SGAE, el propósito fue acabar con "la rueda" y democratizar sus estructuras. El final de "la rueda" de los "tupamaros" fue acogida muy positivamente y supuso la entrada de la SGAE en los circuitos internacionales, comenzó a reclamar en el extranjero los derechos por el uso del repertorio nacional, reestructuró sus secciones y se aumentó el número de socios con derecho a voto, aunque sigue persistiendo la práctica del voto ponderado.