Se les escucha más en la capital holandesa que en Canarias. La propuesta musical del trío tinerfeño Monocroma, todos ellos residentes en Ámsterdam, está concebida para escucharla cuando se viaja, con unos ritmos producto de una fusión de estilos cuyo resultado invita a la reflexión.

Esta distancia física con su isla natal la han solventado con la edición de su primer EP, "Volver a la tierra", un registro en el que Carlos Hernández Dorta, ingeniero técnico de telecomunicaciones (guitarra o bajo), el pedagogo Fran González Torres (bajo o guitarra) y el escenógrafo y diseñador gráfico Felipe González Cabezas (batería) han aunado sus gustos musicales, apoyados por el sello discográfico Keroxen, promovido por el festival Keroxen, en cuya próxima edición actuará Monocroma.

La vida hizo que este trío, que nació en Tenerife en 2000, tuviera que trasladarse a trabajar a diferentes lugares, motivo por el que actuaron en pocas ocasiones, pero el destino quiso que se mantuviese la llama encendida hasta que los tres se afincaron en la capital holandesa, donde desarrollan sus respectivas profesiones, además de retomar la banda y ponerse a trabajar en su disco, ya realidad. Es un vinilo con seis temas, y formato digital a través de Bandcamp Keroxen y el resto de plataformas digitales.

"Volver a la tierra dicen que suena a banda sonora, mezcla de surf instrumental, psicodelia, new wave, post rock, incluso a after punk. En un momento determinado, el disco tiene un punto muy de banda sonora. También somos un poco morriconianos (Ennio Morricone). Es una música muy instrumental y antes de surf diría banda sonora", puntualizó Carlos Hernández.

Este músico y cineasta, que alterna la guitarra con el bajo en sus actuaciones con González, sabe que en el fondo de su propuesta musical bulle el rock, aunque con claras evidencias de otras tendencias fusionadas en un sonido muy peculiar. "Al final uno sabe lo que le gusta, después lo que suena es mejor que lo diga otro".

Por ese motivo se siente identificado con una valoración de su música bastante acertada que hizo un holandés. "Es una música para viajar y reflexionar, en el sentido de ir en un coche, por ejemplo, ponerla e ir metiéndote en tu mundo. Es una música hecha para individuos, como para cada persona por su lado, como una especie de reflexión personal", matizó.

Este trío de guitarra, bajo y batería, que dedicará parte del verano a preparar nuevas canciones, no tiene como ambición vivir de la música.

"Nuestra ambición es tocar lo que nos gusta. Nos sirve un poco de exorcismo de la vida cotidiana. Es como un medio de expresión paralelo a nuestra vida cotidiana. El título de este disco tiene varias aristas porque se inspira en el retorno a un estadio anterior, aunque también tiene que volver a la realidad, un juego entre la realidad y lo imaginario".

Carlos Hernández Dorta

guitarra y bajo del trío monocroma