Los años que lleva al servicio de la danza no han conseguido desterrar la inquietud que percibe horas antes de que la sexta edición de Cuadernos Escénicos afronte la parte más gruesa de su programación. Roberto Torres, eso sí, no llega a perder la calma. Sabe que "Garachico no es un pueblo pasivo; sus vecinos se involucran en cada una de las actividades culturales que se organizan en el municipio", señala el director de un proyecto que ha madurado a partir de una alianza entre el equipo de gobierno local, ahora presidido por José Heriberto González, y sus socios en el Cabildo Insular de Tenerife y el Gobierno de Canarias.

Torres perfila su discurso a partir de un concepto de pluralidad que no solo afecta a la variedad de los espacios en los que se desarrollan las distintas actividades, sino en torno "al sentimiento de propiedad que tienen los ciudadanos con respecto a Cuadernos Escénicos. Esto no es una experiencia que se hace una vez al año con la intención de tener una repercusión mediática. Lo que ocurre estos días en Garachico es el resultado de una buena planificación cultural que, en este caso, afecta al mundo de la danza", añadiendo que "en el momento de empezar a trabajar percibes que lo que va a suceder aquí no es normal; que es algo que no pasa con frecuencia en el resto de Canarias y, por supuesto, en un mundo tan complicado como es el de la danza".

El también responsable del teatro Victoria de la capital tinerfeña cree que "aún existen muchos prejuicios hacia la danza... Uno no puede afirmar que odia el cine cuando solo ha ido dos veces al cine, ¿no?", se cuestiona antes de subrayar que "la cultura no funciona cuando solo se busca pasar un rato. Eso es algo que en Garachico saben y por eso las cosas funcionan".