Durante la jornada de ayer en TLP Innova, varios creadores de animación españoles estuvieron dando consejos y pautas a los asistentes sobre las claves del éxito de sus producciones.

Allí, entre muchos otros, asistió Guillermo García Carsi, creador de la aclamada serie infantil "Pocoyó", quien narró su experiencia y sus influencias a la hora de concebir a los dos personajes principales de su serie: Pocoyó y Pato.

García Carsi aseguró que siempre le ha gustado el mundo de los dibujos animados. "Era un gran fan de los dibujos animados de Warner Brothers y de Hannah Barbera, y también me gustaban series de origen japonés como Arale y Bola de Dragón", explicó.

Nunca pensó que haría una serie dedicada exclusivamente al público "preeschool". Allá por 2003, cuando le encomendaron esa misión, tuvo sus reticencias, y aún más las tuvo cuando le dijeron que era en 3D. En esa época, "el 3D era horrible", remarcó.

Sin embargo, y aunque en principio dijo que no estaba interesado, acabó aceptando porque le dieron total libertad creativa. A partir de ahí empezó la creación de Pocoyó y Pato en conjunto, pues quería formar una pareja antagónica que tan solo con su personalidad pudieran formar sus propias historias.

Para inspirarse, aseguró que "robó" a la protagonista del cómic japonés Arale. "Como decía Picasso, los buenos artistas copian y los grandes roban", remarcó el animador.

De hecho, insistió en que sumando este robo, las influencias y la técnica propia se puede llegar a conformar una obra totalmente original. De este hurto quedó un "Pocoyó con tendencias similares a las de Arale, como la forma de aplaudir".

"Quería que Pocoyó fuera como un niño real, y no como la visión ideal de ellos que hacían programas como los Teletubbies", explicó, "quería hacer algo para los niños que no fuera horrible para los demás" y "así surgió un niño muy mono pero irracional y que forma el caos a su paso".

En contraposición, creó a Pato, un animal racional y ordenado que acompaña al protagonista. García Carsi quería emular algo similar a "La Extraña Pareja" o "El Gordo y el Flaco".

"Solo con ponerlos juntos en un espacio en blanco, ya podía crear historias, solo tenía que pensar en cómo podrían reaccionar teniendo en cuenta sus diferentes personalidades", explicó. De esta manera, animó a los presentes a "poner a prueba sus personajes" y "en vez de explicar muchas cosas, intentar pensar en cómo actuaría el personaje en una situación de crisis".

Cuando García Carsi realizó esta prueba, ya conocía perfectamente a los suyos. También remarcó que los animadores no deben "enamorarse" de sus dibujos, porque el personaje y la historia "siempre mandan".

Una de los grandes trucos que proporcionó el ponente fue guiar la animación a través de la música. "Aunque no tenga muy claro lo que voy a contar, mientras escucho la estructura de la música, voy configurando una historia".

También habló sobre la perspectiva cómica y lo importante que es tenerla en cuenta a la hora de crear personajes. "La perspectiva cómica es la diferencia entre cómo se ve tu personaje a sí mismo, y cómo lo ve el público", explicó, "cuanto mayor sea esa brecha, más gracioso podrá ser el gag".