Al igual que ocurre al intentar priorizar el origen de la gallina o el huevo, con él cabe la posibilidad de teorizar sobre qué fue primero: el trompetista o el productor. Él dice que la música. Esta habita en el interior de Lulo Pérez (1975) antes de que aprendiera a leer y a los diez años ya había adquirido una destreza que no pasaba desapercibida. La voz de Omara Portuondo recurrió a su talento la primera vez que pisó España -en el año 1994- y en este país encontró una oportunidad que maduró hasta ser uno de esos iconos artísticos que no se olvidan fácilmente: años antes había colaborado en "Más" (1997), pero el trabajo que ayer y hoy explica en Tenerife está vinculado con el disco "No es lo mismo", que Alejandro Sanz publicó en 2003. Ahí formó parte de un cuadrado mágico en el que también estaban Paco de Lucía y Rosa Lagarrigue. "Ahí le metimos mucha sonoridad, toda la que pudimos", recuerda un creador que destila ritmo en cada una de sus reflexiones... y es que sin ánimo de generar polémicas, sus frases sientan cátedra.

"En la música de hoy pasa de todo... Los talent show son una oportunidad, pero ahí termina lo bueno, lo regular y lo malo...", añadiendo que "quizás se le da más importancia a los coach que a las personas que tratan de vender su talento". Un genio como el que le reconoce a Bruno Mars. "Afortunadamente siguen pasando cosas hermosas como esa. Es distinto al resto... También lo es Coldplay", subraya cuando habla de "Hypnotised". "Nos han vuelto a marcar un gol desde el centro del campo", compara, sin poder ocultar la sensación de asombro que le produce una canción que presagia algo nuevo en forma de disco.

El mercado de hoy no lo decide el artista. Esa es una opinión sobre las que gira una entrevista en la que, cómo no, se cuela "Despacito"... "Que le pregunten a Pablo Milanés sobre eso es poner a un señor que lo es todo en el mundo de la música en una situación muy comprometida. Es cierto que no debería entrar en ese juego, pero en este mundo hay que saber diferenciar", comenta antes de recalcar que "lo mejor de Despacito es que le bajó la radio a Enrique Iglesias desde el primer minuto. Eso sí que hubiera sido un desastre. Puestos a sufrir, si es necesario, yo prefiero hacerlo Despacito".