En tiempos acelerados, pararse unos segundos a observar se ha convertido en un lujo, algo que combate el Museo de Fotografía de Amberes (FOMU) con una exposición sobre el diálogo entre cine y fotografía que relaciona nombres como Lumière o Cartier-Bresson.

El FOMU propone, hasta el próximo 8 de octubre, un paseo por obras, algunas inéditas, de 24 artistas de Dinamarca, Bélgica, Holanda, Reino Unido, Francia, Estados Unidos o Japón, que muestran el estrecho y prolífico diálogo que ambas artes han entablado desde sus orígenes.

"Hay un baile en el diálogo entre cine y fotografía. Primero fue la fotografía, luego el cine y ambas fueron por libre, pero ahora se encuentran de nuevo con nuevas técnicas que dan la posibilidad de reinterpretarse mutuamente", explicó la guía de la exposición, Lise Lotte Ten Voorde.

El comisario de la muestra, Joachim Naudts, deja claro en el catálogo que la propuesta es toda una declaración de intenciones: detenerse en los "instantes" es una utopía en un tiempo "en el que la velocidad y la eficiencia prevalecen a la reflexión pausada, y en el que el tiempo se ha convertido en un lujo".

"La relación entre las imágenes fotográficas y cinematográficas nos dice mucho de nuestra percepción del tiempo. Esta exposición representa un intento utópico de acortar la distancia entre ambas y observar el impacto de su diálogo" en nuestra sociedad, añade.

Los constantes estímulos visuales o la necesidad de inmediatez nos impiden a menudo tomar distancia y, contra eso, el FOMU plantea un recorrido por salas oscuras y prácticamente diáfanas, en las que cada imagen cobra protagonismo por sí misma, casi obligando al espectador a detenerse y tomarse su tiempo para captar sus matices y significado.

El recorrido arranca con una proyección de 43 segundos, "El desembarco del Congreso de Fotografía en Lyon" (1895), filmada con el cinematógrafo de los Lumière y el primer encuentro entre cine y fotografía.

Este vídeo muestra así la primera grabación fílmica de un fotógrafo "en acción".

La exposición recoge conceptos clave de la historia de la fotografía como el "momento decisivo" de Henri Cartier-Bresson, una fracción de segundo que captura el significado de un acontecimiento completo, como muestra la instantánea que documentó, en la revista Life, el pánico causado por la devaluación monetaria en China, en diciembre de 1948.

Una idea reinterpretada recientemente por Paul Graham, que con una serie de fotografías agrupadas por pares ("The Present") muestra el vuelco que da una imagen en una fracción de segundo, hasta el punto de contar historias radicalmente distintas incluso con un mismo encuadre.

El FOMU también recoge experimentos, de hoy y de ayer, como el que realizó Eadward Muybridge en 1877, que cambiaría el rumbo de la fotografía y para muchos precursor del cine.

El industrial californiano Leland Stanford se comprometió a pagarle 2.000 dólares si lograba descubrir si un caballo desprende sus cuatro patas del suelo cuando galopa: y logró mostrar que sí, con una serie secuencial de 16 fotografías que marcaron el inicio de la idea de fotografía en movimiento.

Inspirado en esta secuencia, el director de cine holandés Michiel van Bakel instaló, en 2003, 32 cámaras digitales en una plaza de Rotterdam para filmar a una policía a caballo, emulando una estatua ecuestre en movimiento y la idea de vigilancia con cámaras de vídeo en las sociedades contemporáneas.

La reflexión más filosófica de la muestra lleva el nombre de Duane Michals, admirador del surrealismo de Magritte y artista conceptual que exploró la idea de la fotografía como herramienta de realismo y engaño, con secuencias como su famosa "Things and Queer" (1972), que muestra la necesidad de contextualizar las imágenes.

El objetivo de la exposición, según Ten Voorde, es "tomarse el tiempo necesario para ver las imágenes y captar la historia que cuentan, dejando espacio para la imaginación", todo un desafío en la era de la inmediatez.