En la obra artística de Carmen Calvo resuenan siempre varios ecos y su nueva muestra, "La perversión de la mirada", lo evidencia. Inspirada en la poesía de Francisco Brines, la exposición abre sus puertas el miércoles con una serie de dibujos y objetos en los que también hay música de "fondo".

Después de la exhibición antológica que se cerró el pasado enero en la Sala Alcalá 31, Calvo (Valencia, 1950) vuelve a la capital para presentar "La perversión de la mirada", un recorrido "delicado y diferente" que incluye tres obras nuevas "recién salidas del taller", según señala en una nota la galería Tiempos Modernos, que acoge la nueva muestra.

Se trata de una colección de veintidós dibujos nunca expuestos en España e inspirados en los poemas de Francisco Brines -premio Nacional de las Letras Españolas y Premio Reina Sofía de Poesía Iberoamericana-, a quien la artista quiere rendir homenaje.

Tal es la importancia de la lírica en esta exposición que la muestra toma el título de un poema que le propio Brines le dedicó a la pintora, a quien describe como "la niña que, al carecer de juguetes, se sirve para el juego de cuanto la rodea".

Por eso, en esta nueva muestra de la "niña" puede oirse el eco de la literatura, pero también el de la música, ya que algunos de los dibujos y objetos de la artista se despliegan sobre un fondo de partituras compuestas por los "grandes músicos de la historia".

Además, "La perversión de la mirada" está llena de aristas y significados porque hay que sumarle que en el arte de Calvo siempre está presente su universo sentimental, el de una de las artistas más relevantes dentro del panorama del arte español contemporáneo.

Tanto es así que ya en 1980 estuvo representada en la muestra "New images from Spain", del Museo Guggenheim de Nueva York, dedicada al nuevo arte español.

Ahora, en su currículo hay ciento cincuenta muestras individuales que se presentaron en museos, grandes instituciones y galerías de arte nacionales e internacionales, como las celebradas en el IVAM (1990 y 2007) o la del Reina Sofía (Palacio de Velázquez) en 2002.

Su trayectoria también le permitió representar a España en la Bienal de Venecia en 1997 junto con Joan Brossa y ser galardonada con el Premio Nacional de Artes Plásticas en 2013.

Resultaría difícil o impreciso, en cambio, clasificar su obra, pese a que a menudo se la vincule a corrientes como el Surrealismo, el Dadá, el Arte póvera o la iconografía Pop.

Alfonso de la Torre -uno de los expertos que mejor conocen su obra- lo definía así en una entrevista a la que alude la misma fuente: "Hay un elemento necesario en la creación, que es viajar por caminos que no están a ras de tierra: el sueño, la imaginación, el pensar desde el otro lado. De eso habla la creación de Carmen Calvo".

Tampoco pone límites para los materiales, ya que elige todos los que necesita para desarrollar sus obras. Entre ellos, postales, imágenes, textos, libros y objetos "trouvés" que esconden historias pero que, al caer en sus manos, cobran una nueva vida.

De ahí que su trabajo sea tan personal y que varias disciplinas, como la literatura o la música, dialoguen entre sus trazos.