Dicen que los elogios debilitan, pero en el caso del orotavense Jesús María Álvarez Oramas las palabras que le dedicó Dalí durante la inauguración de una exposición en la sala parisina Pascalle fueron una gran inspiración hasta el día de su muerte. El creador de Figueras destacó su "visión surrealista, la originalidad de sus composiciones y, sobre todo, su marcada personalidad". Álvarez Oramas falleció el 27 de agosto en la localidad belga de Ostende. Mañana, a las 19:30 horas, se celebrará una misa en la Parroquia Matriz de Nuestra Señora de La Concepción de La Orotava, villa en la que nació hace 84 años.

Jesús María Álvarez Oramas se crió en una familia larga de El Calvario. Su inquietud por la pintura lo sorprendió durante su adolescencia y, sobre todo, era un pintor sin registros determinados: lo mismo se sumergía en una escenografía con un pulso abstracto, retrocedía a un universo mucho más clásico o experimentaba con la paleta siguiendo las pautas de impresionistas y surrealistas.

Un espíritu inconformista. Así se mostraba un ser -estudió delineación técnica- que halló hace tres décadas y media en el corazón de Europa un refugio desde el que contemplar desde la distancia su Archipiélago multicolor. Allí, junto a su compañera Manette, dio forma a su universo particular. Flexibilidad, sensibilidad y pasión. A partir de este triángulo edificó un espacio sin fronteras.