La formación montañosa Waraira Repano, mejor conocida como cerro el Ávila y que se impone en el norte de la capital venezolana, marca la exposición "Caracas, un lugar" que muestra desde hoy la galería CAF para conmemorar los 450 años de fundación de la ciudad.

La omnipresencia de la cordillera en la vida cotidiana caraqueña permeó casi todas las obras que comprenden esta exhibición, en la que cuatro artistas -tres venezolanos y un español- recrean el cerro y otros símbolos de esta ciudad, que, según el escritor venezolano Héctor Torres, "muerde".

Mariela Provenzali, comisaria de la galería CAF -Banco de Desarrollo de América Latina-, dijo que este espacio viene a "bajarle un poquito el tono a esa violencia tan fuerte que se está sintiendo en esta ciudad para irnos a cómo era hace 450 años".

A su juicio, Caracas "es un lugar que atrapa" y que, al imaginarlo sin edificios ni las barriadas que yacen en la actualidad aglomeradas en algunas de sus colinas, se antoja como "un valle abierto, algo idílico, un paraíso".

Por ello, el objetivo de la muestra es que "cuando la gente entre a la galería sienta como un sosiego, una tranquilidad, que pueda conectarse con lo bueno, con un lugar".

Roberto de la Fuente, uno de los expositores, que se confiesa como "un enamorado del Ávila", reconoce que lleva más de una década trabajando con este elemento como el principal "escenario de la ciudad de Caracas" y que comenzó a observarlo hace aun más tiempo, para hacer anotaciones que hoy continúan.

"Entendí que el cerro es un ser vivo, que está en perenne variación a lo largo del día y del año (...) con una capacidad infinita de mutación constante", dijo el artista, que expone cinco piezas a la galería, aunque solo una muestra la relación de la montaña con el resto de la ciudad.

Remarcó que siempre le ha interesado "lo metafísico de la montaña y el cielo, donde no aparece el hombre por ninguna parte" y consideró que la capital venezolana, para el arte, tiene un lenguaje que va del realismo al impresionismo.

Respecto a los formatos de sus obras, De la Fuente subrayó la versatilidad del acrílico, que ponderó como "el óleo de nuestro tiempo" y por el que se decantó en esta ocasión.

Entretanto, Ricardo Benaím, otro de los artistas participantes que llevó 17 obras de su colección "Caracas imborrable" a la galería CAF, resume su aportación como un conjunto de "códigos, signos, iconos, elementos simbólicos y majestuosos monumentos" de la capital venezolana, a la que también profiere un amor incuestionable.

"Me atrevo a decir que estas (obras) son mi Caracas imborrable, y que lo he decidido yo, pero reta al otro a decir mi Caracas imborrable es esta otra", señaló el artista que ve en esta apuesta de la galería CAF una oportunidad para decir a los lugareños que "esta ciudad y su gente son imbatibles".

Cree que la ciudad "está ávida de nuevos monumentos" y celebró que los actuales -los que seleccionó- hayan sido "más fuertes que los deseos de los decretos del gobierno (...) que les han querido cambiar su función".

Aunque aseguró que sus obras también son una manifestación "política" Benaím ve la expresión artística como un cuarto de juegos en el que cada día quiere inventar algo nuevo, por lo que varía materiales y técnicas de acuerdo con sus emociones y a lo que desea mostrar.

El caraqueño Pancho Quilici y el español Adrián Pujol completan con sus puntos de vista sobre Caracas la selección de obras que estará disponible hasta enero en la sede de CAF, y que podrá ser apreciada de manera gratuita de domingos a viernes.