Jorge Brazalez irradia mezcla de fuerza y encanto a través de la mirada, desde el azul intenso de unos ojos que se encienden de satisfacción con cada foto que le solicitan sus fans: también desprende el hechizo "granaíno" especial cuando se desenvuelve entre el público -¡es Jorge, es Jorge! señala un grupo de jóvenes!-.

De casta le viene al galgo, reza el refranero popular, y al vencedor de "Masterchef 2017" se le intuye ese cimiento de sencillez y humildad afianzado en un seno familiar en el que se aplaude cuando se ha disfrutado de un rico plato, de una sabrosa comida. Toda una credencial. De aquí, y de otras anécdotas vividas -ese tema del cantante Omega, "El peor"-, la razón de que no es que vaya a desplegar un servidor una entrevista al uso: más bien las manijas de una conversación serena con el exfutbolista de no sé cuantos clubes (Atlético de Madrid y Las Palmas, o Linares o el Puertollano, por citar) que ahora sí se encuentra inmerso en su preparación universitaria en la cocina.

Nada menos que en el Basque Culinary Center, en el campus de Mondragón (País Vasco), uno de los destinos académicos más rigurosos del mundo en la materia. Justo cuando estamos charlando, esta semana, ha comenzado sus primeros pasos lectivos: llegó la hora de la verdad. "Ha sido un verano intenso, complejo y plagado de experiencias muy bonitas en las que he debido compaginar las exigencias mediáticas y, por otro lado, trazar el camino de mi futuro profesional y personal".

Conocí a Jorge de forma bien singular, con motivo de su invitación a la reciente edición de Cine+Food en la capital grancanaria. En el hotel, cuando debíamos ir al encuentro del director de organización, el buen amigo Javier Suárez, coincidíamos a las salida de las respectivas habitaciones. Me pareció, con la gorra calada -que tiene su preciosa historia y motivo- un vocalista de grupo de rock.

Luego fuimos presentados. Por la tarde tenía que desplegar un show-cooking con un plato sencillo pero impactante basado en un tartar, en el que, humildemente, terminé colaborando con la adquisición de? una coliflor, indispensable a todas luces para la receta. De esa imagen potente de rockero a la mesura de las estampas y expresiones aceptando hacerse selfies y fotos con los niños, con parejas, con jovencitas, con chavales y con las señoras mayores,? ¡Qué crack!

"Yo tengo, para mí mismo y como es lógico, aspectos positivos y negativos; por ejemplo, en el programa defendí un gazpacho de chirimoya con berberechos al que los jueces me insinuaban reparos. Pero, era mi esencia la que estaba en juego y si hubiera ganado con otra idea lo hubiera hecho alguien que desde luego no era yo".

A mí me encantó la idea de este gazpacho cuando me la contó: este como otros argumentos son el pivote de ratos de cuatro días que, de turné por restaurantes, mercados de abastos y probando en los food-trucks del Cinema+Food, ahora rescatamos en la charla.

Le pregunto por sus sensaciones iniciales en el Basque Culinary que dirige José María Aizega, respetado profesor. Tiene reunión inminente con el tutor y algo que le preocupa: la asistencia. "Desde que me proclamé vencedor de ''Masterchef'' he afrontado unos meses en los que he rozado la ansiedad de no saber qué es estar dos días en el mismo sitio. Ahora respiro un poco más con algo de estabilidad, y con ello la emocional; pero, debo armonizar la vida académica con la que obligan los compromisos adquiridos con el programa".

El hecho de haber ejercido como futbolista profesional -incluso militó en el América de Cali de Colombia- le ha forjado en disciplina y resistencia especiales, de las que "echará mano" para encaminarse lo más sólidamente posible a su objetivo. "Desde luego, regentar un restaurante sería fantástico, pero en el que no sólo se probaran cosas ricas sino en el que el comensal viviera una experiencia integral, grata, para no olvidar,?".

Precisamente, el fundamento del deporte en su trayectoria -"creo que, salvo el Atlético de Madrid no repetí dos temporadas seguidas en el mismo equipo"- quedó claro y de manifiesto cuando en el programa de radio dirigido por Suárez (Locos por la Gastronomía) expresó lo que sería un titular imprescindible y que recogió el colega Jesús Izquierdo. "No habría ganado Masterchef de no haber sido futbolista".

Quería englobar este granadino "incendiario" -lo digo no sólo por lo de los fogones- un matiz de agradecimiento a la actividad que le procuraban la posibilidad "de degustar cada sitio, las culturas, la gente, las formas de pensar; concentrarme realmente en aromas y sabores que luego reconstruyo en una forma personal de plasmar la cocina".

Tan personal, esto lo digo yo, como la expresión "grandilocuente" cuando un bocado le encanta. Es un espectáculo. Pero ahora sí tengo curiosidad por saber si toda esa "marabunta" de experiencias y, con 28 años, no resulta un arma de doble filo. "Francisco: a veces siento que he cometido errores, y entiendo que es inherente a todo ser humano, en el sentido de no quedarme más en un lugar, pero es mi personalidad. Posiblemente no sea una faceta tan positiva que, desde luego, no ha ayudado a adaptarme. Pero, no me vuelvo loco y cada vez defino más claramente qué es lo que quiero".

Está claro que una de las llaves que empieza a abrir el portalón a Jorge Brazalez es el de su preparación universitaria, a la que se hacía merecedor por ganar el reality. Ahí es a dónde voy yo ahora: ¿cómo te pueden recibir profesores, compañeros y otros cocineros profesionales? ¿Será como los artistas consolidados que veían con "aquellos" ojos a los que salieron en Operación Triunfo?

No se amilana este hombre de buena cepa -lo sé plenamente porque he hablado con su padre y sé de lo buena persona que es su tío-. Es categórico en esto. "Ahí está cada persona y la pasta de la que está hecha. A mí me parece de lo más lógico que a un profesional de 30 años en los fogones, en el primer contacto, le sea inevitable sentir el "gusanillo" de pensar ¡qué hace este aquí! Pero eso es ni más ni menos que el ser humano y con ello lo de juzgar directamente. Luego seré yo quien me haré acreedor, con mi aprovechamiento académico, mi esfuerzo, mi entusiasmo, mi creatividad,? a tener el reconocimiento de los que me rodean".

"¿Sabes qué Francisco? Masterchef ha sido el trampolín, pero a mí me toca nadar ahora en las aguas que me han tocado. Y a hacerse respetar". Más claro, agua, nunca mejor dicho.

En esas peripecias por el Parque Santa Catalina, lugar del festival de cine y cocina, me relataba la anécdota de un cordero que hizo no para el programa sino en el devenir cotidiano de la casa en la que vivían los competidores del programa de este año. "Había que matar las horas muertas y allí que me puse en el jardín apilando las brasas y la chimenea utilizando barro para envolver la pieza". Estupendo como fenomenal le salió el cordero andalusí en uno de los programas, con el ahumado que le imprimió en un tajín marroquí.

Claro. Me asalta la cuestión. ¿Es Jorge Brazalez maniático con algo en particular en la cocina? A nada en particular ni definido. "¡Ah sí, a las prisas! En el programa nos apremiaban con lo del cronómetro, decían de mi lentitud, pero yo hacía mis cálculos y al final los platos salían con sentido y a tiempo. Otros corrían y con aspavientos ''escénicos'' y no eran a la postre tan efectivos".

El flamante alumno del Basque Culinay Center ya me ha dado bastante de su tiempo con todo el lío que tiene y al comienzo intenso del curso. Vuelvo a aplaudir el gesto del aplauso que instituyó el padre, natural de Sevilla, entre familiares de Huéscar, de su madre; hoy el propio Jorge anima a las nuevas generaciones a conservar el rito que un día nació como homenaje a la Yaya.

"Estoy en plena efervescencia de experiencia -asevera-; tengo la confianza total de que todo esto que se está forjando es para bien, culmine el camino en mi restaurante, en los medios, en televisión, en las relaciones sociales,? ¿Quién sabe? Lo que pretendo es seguir disfrutando de la cocina y hacerla disfrutar a los que me rodean: platos que contengan historias, con su raíz, con toques de mi vida personal? no sólo para el mero hecho de comer sin más". Nos vemos en Gastronomika San Sebastián.