Hasta el próximo 17 de enero de 2018 permanecerá abierta al público, en la Fundación Cristino de Vera-Espacio Cultural CajaCanarias, la exposición "Joan Brotat. Paraíso melancólico".

Ayer, durante el acto de presentación, el presidente de la Fundación Cristino de Vera-Espacio Cultural CajaCanarias, Alberto Delgado, destacó la poética personal, relacionada con el drama de la existencia, que desprende esta exposición, obra de uno de los artistas más originales y, sin embargo, peor conocidos de la reconstrucción de la modernidad en los años de posguerra en España.

El comisario, Alex Mitrani, subrayó que la muestra está integrada por una selección de obras -pinturas y cerámicas- realizadas entre 1950 y 1958, el periodo más significativo y original de su trayectoria, donde se evidencia los principios poéticos de su pintura: el ingenuismo, la influencia del Románico, el primitivismo y la condición melancólica propia de la vanguardia de posguerra, concluyendo, a modo de epílogo, con obras en las que se intuye la evolución de su lenguaje hacia una etapa oscura con cierta influencia informalista.

Según Mitrani, "el arte de Brotat se corresponde con los valores fundamentales de la vanguardia: se fundamenta en la libertad y el atrevimiento de la expresión y de la forma, pero en su caso lo hace de un modo contenido, alejado de cualquier exageración o exhibicionismo".

Brotat, artista barcelonés, originario de un barrio de artesanos, no pertenecía a los círculos intelectuales, pero sin embargo despertó gran interés entre la crítica en la década de los cincuenta, incluyendo a figuras como Eugenio d''Ors.

No obstante, esa misma crítica no entendió su evolución hacia un expresionismo desgarrado hasta el extremo. El triunfo de la abstracción lo fue dejando de lado y Brotat no supo, o no quiso, adaptarse a las nuevas tendencias. A pesar de ello, su período ingenuista destaca como uno de los ejemplos más interesantes y personales del primitivismo de posguerra.